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4 Marco teórico

4.4 La sociolingüística

4.4.5 La variable edad

La inclusión de esta variable en estudios dialectológicos bien puede interpretarse como la intención de obtener conclusiones de tipo diacrónico basándose en la hipótesis del tiempo aparente. En Lesley Milroy y Matthew Gordon (2003: 35) encontramos que dicha hipótesis mantiene que las personas de diferentes edades pueden tomarse como informantes representativos de momentos diferentes en el tiempo. Eso quiere decir que la comparación del habla de diferentes grupos generacionales permite obtener conclusiones de tipo diacrónico.

Así, por ejemplo, si un rasgo se observa con frecuencia en los informantes de las edades más avanzadas y no tanto en los informantes de las edades más jóvenes, ello quiere decir que se trata de un rasgo que está en retroceso. Lo contrario se daría si el rasgo se observa con mayor intensidad en la generación joven. Entonces estaríamos ante un caso de cambio en progreso.

No obstante, también es posible otra interpretación para los datos obtenidos de informantes seleccionados sistemáticamente según el grupo generacional: el individuo adopta nuevas variantes según se espera de ellos en las diferentes etapas de la vida (age-grading).

Así, por ejemplo, hay cierta tendencia a observar que las formas de menor prestigio se observan durante la juventud y la vejez, mientras que la adultez se caracteriza por el uso de la forma de prestigio (Durrell 2004a: 197; Milroy y Gordon 2003: 36). Ello tiene mucho que ver con los modelos de producción que, a la larga, determinan el papel social que cada individuo representa dentro de su propia comunidad. Las innovaciones lingüísticas que se observan en

un informante adolescente probablemente no tendrán cabida en la vida adulta y productiva del mismo informante adolescente, pues éste pasa a otro estado en las líneas de producción y por tanto se espera un lenguaje estándar y conservador en su habla.

Esta última interpretación va en contra de la hipótesis del tiempo aparente aunque no la desvalida completamente. Es decir, suponiendo que el informante pueda desprenderse del contexto social que le hace hablar de una u otra manera, entonces suponemos que el informante conserva el habla adquirida durante los primeros 20 años de su vida. Las observaciones sobre el comportamiento lingüístico similar durante la vejez y la adolescencia, que mencionamos antes, indican que las formas de prestigio adoptadas durante la adultez son formas superficiales que resultan de la consciencia lingüística provocada por la presión social.

Si se logra remover tal consciencia lingüística el informante mantendrá la configuración adquirida durante la juventud.

Siendo así, sería muy arriesgado lanzar hipótesis sobre la evolución diacrónica de un rasgo lingüístico basándose meramente en la observación sincrónica de diferentes grupos generacionales. De allí que en algunos casos se ha recurrido a la comprobación de la hipótesis del tiempo aparente mediante observaciones en tiempo real. Es decir, el seguimiento de un mismo individuo durante las diferentes etapas de su vida, y aun con dichas comprobaciones no se llega todavía a un entendimiento claro de la relación entre la edad y la variación sociolingüística (Gordon y Milroy 2003: 37-38).

Vemos, pues, que, tal como sucede en la variación según la variante sexual, también el informante seleccionado según su grupo generacional está estrechamente atado a la configuración del grupo social en que se desenvuelve. Circunstancias que, en últimas, le condicionan su manera de hablar. Es por ello que en nuestro trabajo adoptamos esta variable social como un recurso que aportará información adicional en vías de un mejor entendimiento de los rasgos que aquí se observan. Adicionalmente, al ofrecer datos de este tipo sistemáticamente logrados, facilitamos las condiciones para comparaciones futuras que puedan dar mejor luz al las afirmaciones que aquí presentemos basados en la edad de los informantes.

4.5 Comentario final

Una vez expuesto el marco teórico, o más bien, los marcos teóricos en los que se inserta nuestro trabajo, esperamos haber dejado claro que tanto el procedimiento metodológico como el análisis de nuestro trabajo reflejará procedimientos propios de la dialectología y la sociolingüística, aunque no propiamente en la misma medida. Si nos apegamos al marco taxonómico propuesto por Hernández y Almeida (2005:3), expuesto en la figura 1 del apartado 4.4.1 no vemos ninguna incongruencia para aplicar el método dialectológico tradicional compartiendo postulados sociolingüísticos. En el siguiente capítulo extendemos este punto.

Así, por ejemplo, las localidades escogidas para tomar las muestras fonéticas en nuestro proyecto no reflejarán la búsqueda de la “arqueología lingüística”, característico de la dialectología tradicional, ni tampoco se limita a los centros urbanos, característico de la sociolingüística laboviana. Tampoco hemos adoptado un número alto de variables sociales como lo hace la sociolingüística, pero tampoco hemos abandonado la influencia externa de tipo social, de allí que se incluye el sexo y la edad como variable social en los informantes.

Además, aunque la clase social no se ha escogido sistemáticamente para este trabajo, bien hemos procurado por escoger, consecuentemente, informantes de clase media-baja, con el objetivo de reflejar el habla de la mayoría colectiva en los dos países. En otras palabras, no nos limitamos al informante tipo NORMs, característico de la dialectología tradicional, pero tampoco seguimos rigurosamente los parámetros de escogencia de informantes según la investigación sociolingüística. Los modelos matemáticos de difusión sugeridos por la geolingüística (como el de gravedad) tampoco hacen parte de nuestro proyecto. Sin embargo, mantenemos la clasificación de los fenómenos hallados mediante tablas porcentuales que nos facilitan la visualización de las variantes alofónicas a nivel macro.

En fin, los procedimientos metodológicos de nuestro proyecto mantienen una clara ruta de trabajo en acuerdo con la corriente dialectológica tradicional bajo el método de la geografía lingüística. No obstante, estos se hayan enormemente influenciados y beneficiados por conceptos y métodos sociolingüistas.

A continuación, en el marco metodológico (capítulo IV), observamos cómo la teoría expuesta en el presente capítulo ha sido aplicada para lograr los objetivos propuestos.