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4 Marco teórico

4.4 La sociolingüística

4.4.1 El objeto de estudio sociolingüístico

La sociolingüística como estudio de la lengua en su entorno social demanda la relación entre lengua y sociedad, lo que implica, necesariamente, un trabajo interdisciplinar. De allí que se puedan observar numerosos estudios con enfoques diferentes aunque con la lengua y la sociedad como campos en común. Es decir, trabajos que en mayor o menor medida están emparentados con la labor lingüística y con la labor sociológica.

Dentro de esta interdisciplinariedad, según Trudgill (1983: 2) los estudios se dividen en tres grupos en razón de sus objetivos. El primer grupo se refiere a aquellos que son meramente lingüísticos; estos se basan en material empírico de la lengua hablada en su contexto social. El estudio de factores sociales, en este grupo, funciona como elemento de argumentación sobre la variación inherente a la lengua. El fin principal, por lo tanto, será la explicación de los fenómenos lingüísticos. Para Trudgill (1983: 2), el término sociolingüística, en esta categoría, se refiere a metodología, por ser una manera de hacer lingüística. Las disciplinas que comandan este tipo de estudios son la dialectología tradicional, la lingüística secular (sociolingüística laboviana) y la geolingüística, que integra teorías de la lingüística secular, la dialectología tradicional y geografía humana (Hernández y Almeida, 2005: 34).

El segundo grupo se refiere a los estudios que son en parte sociológicos y en parte lingüísticos en su propósito, lo que presupone especial atención a los objetivos principales del estudio (Trudgill 1983: 4), pues son estos los que determinan su filiación a la lingüística o a la sociología. Un estudio de antropología lingüística, por ejemplo, podría ser enfocado hacia el conocimiento de la identidad a través de la lengua, en cuyo caso no sería sociolingüístico, o hacia el conocimiento de la variación lingüística a través de las relaciones culturales, en cuyo caso sería sociolingüístico. En esta categoría se insertan los trabajos de la sociología del lenguaje, la psicología social del lenguaje, el análisis del discurso, la etnografía de la comunicación y la lingüística antropológica (Hernández y Almeida 2005: 33-34).

El tercer grupo contiene aquellos estudios que son puramente sociológicos en su propósito. En éste, la relación de la lengua y la sociedad tiene como propósito el escudriño del conocimiento social a través de la observación de la lengua. En este sentido, según Trudgill

(1983: 4-5), este tipo de estudio no pertenece a la sociolingüística como subdisciplina de la lingüística; la relación, aquí, es claramente con énfasis en lo etnográfico.

De lo anterior, entonces, podemos concluir que es dentro de la lingüística y no de la sociología donde la sociolingüística encuentra sus principales axiomas. Si bien en los estudios sociolingüísticos hay una relación clara entre lengua y sociedad el sociolingüista deberá siempre mantener un norte lingüístico. Algunos, incluso, van más lejos. Así, por ejemplo, tanto para Hymes como para Labov (en Fishman 1979), el término sociolingüística es redundante, pues no hay lingüística que no sea social. El aspecto social, para ellos, debe funcionar de manera auxiliar y no al mismo nivel de la lingüística (Fishman 1979: 22-23).

También, bajo la influencia laboviana, para Ralph Fasold (1984: IX-X) la sociolingüística intenta alcanzar, principalmente, objetivos lingüísticos, sobre todo en el campo de la variación lingüística. Su interés se enfoca en la interacción que se desarrolla entre la variabilidad de la lengua y la escogencia de las diferentes alternativas comunicativas por parte del hablante.

Si bien se está de acuerdo en que la sociolingüística es esencialmente un quehacer de la lingüística y no de la sociología, la distinción taxonómica de sus estudios comprende dos campos que son esenciales para la correcta fijación de objetivos, la micro-sociolingüística y la macro-sociolingüística. Dicha taxonomización se basa en los micro y macro-constructos definidos en los años 50 para la taxonomización de los estudios lingüísticos (Hernández y Almeida 2005: 2-3). Para aquella época, la distinción de campos de estudio dentro de la lingüística se dividió en endolingüística y exolingüística. En la primera se localizaban los trabajos pertenecientes a la prelingüística (fonética) y a la microlingüística (fonología, morfología, sintaxis y semántica), cuyo objetivo principal es el estudio de la estructura de la lengua, del sistema en sí, independiente de cualquier relación con la cultura o el entorno social. En la segunda se incluían los estudios pertenecientes a la macrolingüística (estilística, psicolingüística, pragmática, sociolingüística). Aquí se enmarcan los estudios cuyo objetivo tiene que ver con la relación de la lengua y cualquier factor externo con que ésta pueda llegar a tener un contacto dinámico (Lyons 1982: 36; Hernández y Almeida 2005: 2).

La sociolingüística, a partir de estos constructos, distingue dos campos para ordenar el marco taxonómico para sus estudios: los micro-sociolingüísticos y los macro-sociolingüísticos. En términos generales, el grupo de los estudios micro-sociolingüísticos tratan la manera en que las variables sociales influyen en las variantes de la lengua. Tales estudios suelen realizarse en grupos pequeños de informantes y enfocarse en la descripción y explicación de fenómenos lingüísticos a través de metodologías que permitan un análisis de la

actuación del hablante en diferentes contextos sociales. Los estudios macro-lingüísticos, por otra parte, abarcan grupos de informantes numéricamente significativos. Dichos estudios tienen que ver con la función que cumple la lengua en los diferentes contextos sociales; con la manera en que las sociedades usan la lengua y su distribución dentro de los diferentes ambientes sociales y territoriales (Coulimas 1997: 2-3).

Como se observa en la figura 1, dentro de la macro-sociolingüística se incluyen los trabajos relacionados con la dialectología, la lingüística secular, la sociología del lenguaje y la geolingüística. Dentro de la micro-sociolingüística se insertan los estudios de psicología social del lenguaje, análisis del discurso, etnografía de la comunicación y lingüística antropológica (Hernández y Almeida 2005: 2-3).

En esta distinción taxonómica (figura 1), nos damos cuenta de que todas las disciplinas incluidas en el campo de la micro-sociolingüística cumplen con objetivos que son en parte sociológicos y en parte lingüísticos. Por otra parte, tres de las cuatro disciplinas del campo de la macro-sociolingüística cumplen con objetivos fundamentalmente lingüísticos. Sólo la

Macrosociolingüística

Microsolciolingüística

Sociología del lenguaje

Lingüística secular

Dialectología

Geolingüística

Psicología social del Lenguaje

Análisis del Discurso

Etnografía de la comunicación

Lingüística Antropológica

Sociolingüística

Figura 1: Marco taxonómico de estudios sociolingüísticos según los macro- y micro-constructos. En Hernández y Almeida (2005:3)

‘sociología del lenguaje’, a pesar de tener objetivos compartidos entre la lingüística y la sociología, permanece en el campo de la macrolingüística.

La dialectología, integrada taxonómicamente dentro del estudio macro-sociolingüístico de la lengua, comparte también procedimientos de la sociolingüística.

Nuestro proyecto, por ejemplo, siendo de tipo dialectológico, mantiene objetivos definitivamente lingüísticos y comparte a la vez procedimientos típicos del campo de la sociolingüística. Por tal razón, habiendo definido ya el concepto de sociolingüística y su quehacer dentro de la lingüística, conviene mencionar algunos de los conceptos básicos para esta disciplina.

4.4.2 Sociolecto

Hemos visto anteriormente que el dialecto es el objeto de estudio principal dentro de la dialectología. De la misma manera el sociolecto lo es para la sociolingüística. Es decir, si bien las dos disciplinas se interesan por la variación de la lengua, la diferencia radica en que el estudio del dialecto se lleva a cabo teniendo en cuenta lo geográfico, las diferentes regiones.

El estudio del sociolecto o dialecto social, por su parte, se lleva a cabo teniendo en cuenta lo social, por medio del estudio de la lengua según diferentes variables sociales (Moreno 2005:

96-98). En el estudio del sociolecto, las diferencias regionales dejan de ser una prioridad. Es la variabilidad de la lengua dentro de una comunidad de habla, en una región, lo que motiva dicho estudio.

Ahora, hay que señalar que tanto la dialectología como la sociolingüística mantienen necesariamente una relación entre sí. La dialectología no puede desprenderse totalmente de lo social, ni la sociolingüística de lo geográfico. Así, Si tomamos un informante tipo NORMs, por ejemplo, como representante tradicional de un estudio dialectal, vemos que tal configuración ubica al informante también dentro de una categoría social (campesinos, del sexo masculino, con bajo nivel educativo, normalmente de bajos recursos). Aunque dichos niveles sociales no se contrasten con otros en aras de una comparación, ello no quiere decir que los informantes NORMs no reflejen el habla del grupo social en que están enmarcados.

Por otra parte, en un estudio sociolectal, por ejemplo, puede darse el caso en el que los grupos sociales reflejen una separación geográfica claramente definible, según su estrato social. A veces, dándose el caso de conformar regiones de extensión considerable. Para el caso, afirma Martin Durrel (2004):

Empirical studies support the view that few, if any, linguistic varieties can be anambiguously marked as regional dialect, sociolect or register, since the boundaries between the dimensions of variation are not clear-cut, and, although some variables may be primarily indicative of a particular dimension, it is quite typical for a single variable to correlate with all three in some measure (Durrel, 2004: 204).

Lo importante, entonces, es tener en cuenta que la sistematicidad en la escogencia de los datos (según variables sociales o regionales) estará dada por la corriente en la que esté inmerso el estudio. Así, nuestro trabajo, por ejemplo, a pesar de incluir variables de tipo social, no debe considerarse un estudio sociolingüístico, ni tampoco intenta determinar sociolectos en las regiones consultadas. Inmerso dentro de la corriente de la dialectología, nuestro objetivo principal es la representación cartográfica de la variación lingüística en regiones diferentes. Es decir, el dialecto, no el sociolecto.