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Los dos caminos para construir la metáfora

4. Metáfora como herramienta terapéutica

4.1. Los dos caminos para construir la metáfora

En general, las metáforas se pueden clasificar en dos grupos: aquellas que introduce el profesional y las que los usuarios traen en sus historias (Gil et al., 2016).

Por un lado, en cuanto a las metáforas construidas por parte del profesional, es interesante que “para la elaboración de metáforas es prestar atención al lenguaje verbal y no verbal del cliente” (Centeno, 2003, p. 16) y así construirlas lo más parecidas a la visión del usuario. Gil et al. (2016) define las metáforas construidas por parte del terapeuta como:

las analogías que este introduce en terapia como una forma de acercarse al consultante, de transmitirle una información de una manera comprensible para evitar las resistencias, y de lograr persuadirlo para que se produzca un cambio, un movimiento, una resignificación de aquello por lo cual acude al espacio terapéutico, teniendo presente que es un espacio colaborativo (p.155).

Por otro lado, aquellas metáforas que vienen introducidas en las historias de los usuarios se originan a través de las experiencias que viven, aquello que conocen y los recursos que tienen a su alcance, incluso puede ser un reflejo del mundo psíquico del usuario (Gil et al., 2016).

En cualquier caso, la metáfora “puede usarse en cualquier situación en la que el terapeuta quiera transmitir información a su cliente” (Centeno, 2003, p. 17).

14 5. Dar voz a los más pequeños

A continuación, me gustaría poder dedicar un apartado a la construcción del genograma con ayuda de los niños, que son miembros que también forman parte de la familia y pueden hacer aportaciones de gran calidad en cuanto a las relaciones que se forman en la familia. En ocasiones, no se les deja participar de manera activa en la construcción del genograma familiar, no se les da la voz necesaria ni se les tiene en cuenta todo lo que se debería. Me refiero tanto en la construcción del genograma como en las sucesivas entrevistas para ir construyéndolo, porque como he mencionado en apartados anteriores, el genograma no es estático, sino que se va transformando a medida que se conoce a la familia. En concreto la construcción del genograma según Bedolla y Herrera (2021) “presenta una utilidad complementaria como taller, en tanto permite explorar las historias familiares, generando conciencia y análisis, aspectos relacionales, figuras de identidad, patrones o modelos familiares, entre otros, que ayudan a tener una mejor comprensión de las familias” (pp. 260-261). Tal y como señala Castillo et al. (2012):

generalmente es el niño quien debe adaptarse al lenguaje y modos de expresión propios del mundo adulto ya que, por una parte, las interpretaciones y percepciones que tienen de la situación los psicoterapeutas no suelen concordar con la visión de los más pequeños y, por otra parte, muchas veces los terapeutas suelen adoptar un rol parecido al de los padres, formando una especie de alianza con ellos y dando al niño soluciones a sus conflictos sin considerar lo que él mismo piensa (p.65).

Una herramienta esencial para el trabajo con niños es la técnica de la externalización del problema. La externalización según los autores Epston y White (1993) se trata de:

un abordaje terapéutico que insta a las personas a cosificar y, a veces, a personificar, los problemas que las oprimen. En este proceso, el problema se convierte en una entidad separada, externa por tanto a la persona o a la relación a la que se atribuía. Los problemas considerados inherentes y las cualidades relativamente fijas que se atribuyen a personas o relaciones se hacen así menos constantes y restrictivos” (p. 53).

Muchos terapeutas que trabajan con niños “dan mucha importancia al proceso por el cual se llega a conocer al niño al margen del problema” (Castillo et al., 2012, p 65).

15 Epston y White (1993) señalan que la utilización de esta técnica con los niñas y niñas resulta interesante para las familias. Sin embargo, si se trabaja desde el problema de manera directa puede ser inadecuado para el menor, sintiéndose humillado y negándose a hablar (Rico, s.f.). Por eso mismo, “el conocimiento del niño al margen del problema proporciona al terapeuta las herramientas necesarias para trabajar con él” (Castillo et al., 2012, p.65). El objetivo principal seria lograr mantener:

una conversación exteriorizadora con la familia que permita delimitar el problema, reconocer los intentos de solución de éste y los éxitos o fracasos en estos intentos. Lo que se busca es encontrar en el relato de las personas las cualidades y virtudes que ellos sienten como destacables, además de los caminos que perciben para poder llegar al estado que desean alcanzar; se trata de que la familia alcance ese nivel de esperanza que se necesita para movilizarse en busca de una solución. De esta forma, se intentará encontrar historias alternativas que reflejen las virtudes, cualidades y habilidades de los miembros de la familia, que muestren la riqueza de sus vidas, lo que quieren y pueden llegar a ser (Castillo et al., 2012, p. 65).

Tanto el terapeuta como los padres son los que deben adaptarse a la manera que tiene el menor de percibir la realidad, ya que es más fácil ayudarles a través del juego, el humor o la fantasía (Castillo et al. 2012). La elaboración del genograma puede enriquecerse con la participación de los más pequeños, por ejemplo, con “el uso de elementos artísticos complementarios, como pinturas y materiales plásticos; este tipo de estrategias, posibilitan la reflexividad familiar frente a las situaciones que atraviesan”

(Bedolla y Herrera, 2021, p. 261). Tal y como exponen Castillo et al. (2012) es esencial:

validar los modos de expresión y comunicación propios de la niñez, ya que para el niño es mucho más fácil comunicarse con el terapeuta por medio de la fantasía y el juego, formas que le son familiares y le atraen, que por medio de una conversación seria y de carácter analítico (pp. 65-66).

Una postura que debería adoptarse en el trabajo con los más pequeños, siempre teniendo en cuenta la situación particular de cada niño y de su cultura, es mantener una postura incluso infantil, si es necesario sentarse en el suelo, para que el menor observe al terapeuta y a sus familiares a la misma altura que el y se sienta más cómodo (Rico, s.f.).

16 Sin embargo, “el juego” está muy relacionado con la infancia y se ha olvidado en el mundo de los adultos, quizás por vergüenza o porque los padres tienen poco tiempo para participar en este tipo de técnicas. Como señalan Bedolla y Herrera (2021) “En el contexto clínico, la técnica del juego vista por algunos profesionales como estrategia complementaria a su intervención, representa una forma de comunicación, así como la palabra en el adulto” (p.263).

5.1. Trabajo con menores entre los cuatro y los nueve años

Trabajar con niños y niñas de entre los cuatro y los nueve años puede traer algunas dificultades. Las complicaciones se pueden omitir siempre y cuando no se trabaje con ellos o ellas mediante entrevistas y conversaciones en las que los niños y niñas se puedan aburrir o que no lleguen a entender lo que le queremos comunicar. El único resultado que obtendremos será un estancamiento de la sesión y no conseguiremos que se abran con nosotros. (Rico, s.f.). “En la realidad infantil, el accionar del niño mediante el juego, le permite expresar sus vivencias, sentir, conflictos, fantasías y deseos” (Capnikas, 2018, como se citó en Bedolla y Herrera, 2021). Sin embargo, en este rango de edad:

los niños no tienen tanta facilidad de palabra por lo que es complicado que verbalicen de manera comprensible lo que realmente sienten y guardan en su inconsciente. Para facilitar la expresión de las emociones se pueden utilizar diferentes técnicas y herramientas (Rico, s.f., p. 21).

Algunos de los requisitos para la sesión es que deben ser encuentros dinámicos para que los niños y niñas puedan estar el mayor tiempo concentrados y la actitud del profesional debe ser alegre e integradora (Rico, s.f.).

5.2. Técnica de juego

Algunas de las técnicas de juego que podemos utilizar para trabajar con ellos y ellas para que participen en la construcción del genograma son las que se mencionan a continuación.

a. Técnica del dibujo

Bedolla y Herrera (2021) señalan que:

17 La técnica del genograma puede ser complementada con la técnica del dibujo, privilegiada por los niños; así, trazos, el dibujo de mascotas, hobbies, entre otros, podrán ser esquematizados, produciendo una imagen ilustrativa de sus realidades, recogiendo información, quizá más valiosa que la generada por las palabras (p.261).

Según expone Rico (s.f.) el dibujo es una forma de descarga emocional para los niños y las niñas. El dibujo que realice el menor puede introducir una hipótesis de como es la familia, las relaciones que se establecen, como ven ellos mismos a la familia y como la representan, entre otras.

b. Técnica del cuento

Tanto Bedolla y Herrera (2021) como Rico (s.f.) proponen el cuento como una forma de participación. Los cuentos sobre todo introducen las narraciones alternativas y las metáforas que pueden:

ayudar a los niños a entender la situación en la que están inmersos, aprendiendo así que lo que sienten no es algo propio de ellos mismos y que tienen la capacidad para exteriorizarlo y tratar el problema como algo ajeno y externo (Rico, s.f., p.22).

c. Técnica de las marionetas

Quizás esta técnica se lleve a cabo con los menores de edades más tempranas, sin embargo, “La utilización de este tipo de herramientas nos permite sacar el conflicto del niño fuera y poder trabajarlo a través de una historia fantástica representada por marionetas” (Rico, s.f. p.21). De este modo, durante el dialogo entre las marionetas se puede observar el tipo de relaciones que mantienen los miembros de la familia y como las vive el niño o niña.

d. Role Playing:

El objetivo de esta herramienta es puramente terapéutica y pedagógica, “considerado por los profesionales sociales como una técnica, que además de implementar el juego, personifica y representa la realidad de niños y familias” (Bedolla y Herrera, 2021, p.266).

18 El Role Playing se basa en “adoptar el papel de un personaje concreto y crear una situación como si se tratara de la vida real” (Rico, s.f., p. 23). Según Bedolla y Herrera (2021) cuando se crean estas situaciones se activan “la imaginación y la creatividad, no solo de los adultos, sino también del niño en consulta, permiten develar aspectos familiares no contados que aportan significativamente” (p.266). Seguramente lo más adecuado sería adoptar esta técnica según la edad que tenga el niño en cada caso.

e. Técnica de la caja de arena

La caja de arena es una herramienta terapéutica muy para el trabajo con niños, además

“permite trabajar cuando resulta difícil la verbalización de los contenidos psíquicos; y esto es especialmente importante cuando el paciente tiene dificultades para ponerlos en palabras, como ocurre habitualmente con los niños” (Rico, s.f., p.22). Incluso, el autor señala añadiendo que:

Al igual que los dibujos, esta técnica nos puede ayudar a que el niño sea capaz de representar de manera gráfica la manera en que ve a su familia y que representación tiene sobre el conflicto de lealtades. La utilización de figuras, las cuales gustan y llaman la atención a los niños, les permite representar cosas que con palabras les es complicado. Así mismo, se puede externalizar el conflicto y asignarle una figura elegida por él mismo. De esta forma es posible hablar del problema como algo externo al niño (Rico, s.f., p.22).

En definitiva, el genograma es un instrumento de diseño que sirve para representar generaciones y las relaciones mantenidas, además Bedolla y Herrera (2021) añaden que el genograma:

puede implementarse como una técnica posibilitadora de expresión, diálogo y co-construcción de las versiones de la historia y de las situaciones familiares que tiene cada integrante de una familia; además, en dicha implementación el lugar de los niños resulta significativo, articulando herramientas artísticas que les permita, acorde a su momento evolutivo, expresar sus percepciones y reconocer las de los adultos en un encuentro dialógico, posibilitador de reflexiones, resignificaciones y cambios (p. 267).

19 Castillo et al. (2012) señala que “En el fondo, por medio del juego, los niños pueden resolver sus problemas, por sí mismos y de una manera lúdica y gratificante, que repercutirá en su desarrollo integral” (p. 66).

20 6. Conclusiones

El modelo sistémico al que se ha hecho referencia al inicio del trabajo, enmarca a una persona dentro de un sistema social, en este caso se hace referencia a las familias, ya que forma parte del desarrollo humano. La familia es el sistema más influyente al que pertenece un individuo, por lo tanto, un cambio que se produzca en el sistema repercute a todos los miembros que pertenecen a él. De aquí nace la importancia de alguna herramienta que nos ayude a construir suposiciones de los cambios que se vayan produciendo. La herramienta a la que me hago referencia es el genograma, ya que es un elemento esencial en el estudio de la familia y en el Trabajo Social.

El genograma es una herramienta muy visual, que nos ayuda a recoger y analizar datos más importantes del sistema familiar, en un momento concreto de su evolución, ya que el genograma no es estático, sino que cambia a medida que evoluciona la familia. Se trata de una herramienta que a pesar de tener algunos inconvenientes, tiene numerosas ventajas tanto para el individuo como para la familia.

Si bien es cierto que la construcción del genograma puede realizarse con un solo miembro del sistema familiar, cuando se obtiene información de varios individuos de la familia se multiplica la confianza y las oportunidades de poder comparar diferentes versiones, y además ver interactuar a los miembros del mismo sistema familiar proporciona mucha más información sobre las relaciones que mantienen.

El uso de la metáfora me parece útil a la hora de indagar en las relaciones entre los miembros de la familia, ya que ofrecen oportunidades tanto al profesional como al usuario para analizar como interactúan los individuos dentro del sistema familiar.

Cuando se habla de la construcción del genograma familiar, normalmente la primera imagen que nos viene a la cabeza es una entrevista con personas adultas. Por eso mismo, considero que es importante empezar a introducir la voz de los más pequeños en estas intervenciones a través del juego, ya que es la manera más fácil que tienen ellos para comunicarse y expresarse. Me parece interesante investigar este camino, sin embargo, me ha costado bastante encontrar información sobre el tema.

21 Es esencial tener en cuenta las voces de los niños para construir el genograma familiar, ya que nos pueden facilitar información que tal vez las personas adultas pueden omitir.

22 Referencias

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