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SITUACIÓN ENERGETICA EN ESPAÑA

4.1 Producción y grado de autoabastecimiento

En España, más del 70% de la energía primaria que se consume, es importada; cantidad que se ve considerablemente aumentada en el caso del petróleo y del gas y en menor medida por el carbón. Nuestro país se caracteriza por una producción interior de energía primaria muy baja, debido a una gran carencia de recursos autóctonos.

El alza en los precios de los hidrocarburos junto con el deterioro de la situación geopolítica internacional (sobre todo en regiones y países tanto productores como de tránsito en el mercado del gas y del petróleo), ha provocado que los países consumidores afronten con urgencia los retos vinculados con la seguridad energética.

Según Gonzalo Escribano5 (2006), al hablar de seguridad energética, los países hacen referencia a la seguridad en el abastecimiento, a pesar de que la definición más extendida, es la de Agencia Internacional de la Energía (IAE) que define la seguridad en el abastecimiento como: “la disponibilidad de una oferta adecuada de energía a precios asumibles”.

A pesar de esta definición, el significado de seguridad energética, varía entre los distintos países y organismos internacionales, esta expresión también se suele utilizar, según la Comisión de Industria, Turismo y Comercio(2010), para referirse a alguno de los siguientes significados: fiabilidad de suministro, autoabastecimiento, seguridad de las infraestructuras, estabilidad y diversidad

5Profesor titular de Economía Aplicada por la UNED (Madrid).

23 de los proveedores, diversificación en el transporte de energía y mayor sostenibilidad del medio ambiente.

Según Paul Isbell (2008), director del Programa de Energía e investigador principal de Economía y Comercio Internacional del Real Instituto Elcano, se puede diferenciar entre seguridad energética según los consumidores (“seguridad del suministro”) y seguridad energética según los productores (“seguridad de la demanda”). Para los consumidores se basa tanto en el precio como en el presentimiento de que este no se incrementará de manera que sea perjudicial para ellos; para los productores, se basa en los ingresos y en la necesidad de mantener ciertos niveles de beneficio que permitan alcanzar un desarrollo económico importante en el largo plazo.

En base a los datos de la Secretaria de Estado de Energía, la producción interior de energía primaria, tal y como se ve en la Tabla 2, se situó en 2012 en 33.645 ktep, un 5,8% más con respecto al año anterior. La energía nuclear fue la que representó una mayor producción (15.994 ktep), seguida por la producción de energías renovables como son la energía eólica y solar. El petróleo, a pesar de su poca incidencia en la producción total, fue la energía que vio incrementada más su producción en ese año con respecto al año anterior (42,2%).

En cuanto al grado de autoabastecimiento energético en España, que se define como ratio de la producción nacional sobre el consumo de energía primaria, en 2012 mejoró con respecto al año anterior pasando de 24,6% a 26,2%. Si analizamos el ratio por fuentes de energía, en el caso de las fuentes autóctonas como la nuclear, hidráulica, eólica y solar se sitúa en el 100%;

mientras que es prácticamente nula para los recursos fósiles, exceptuando el carbón que se sitúa en 15,9%.

La demanda energética durante el 2012, se ha visto condicionada por la desaceleración de la economía durante ese mismo periodo, donde se han visto reducidos todos los consumos de energía, tanto primaria como final, así como el consumo final de electricidad.

Tabla 2: Producción y grado de autoabastecimiento de energía primaria en 2012

Fuentes de energía Producción (ktep) Autoabastecimiento (%)

Carbón 2.447 15,9%

Petróleo 145 0,3%

Gas natural 52 0,2%

Nuclear 15.994 100%

Hidráulica 1.763 100%

Eólica y solar 6.644 100%

Biomasa y residuos 6.600 82,6%

Total 33.645 26,2%

Fuente: MINETUR (SEE). Elaboración propia.

24 4.2 Dependencia energética

Una de las necesidades básicas para el desarrollo económico de un país, se basa en cubrir su demanda energética, para lo que se requiere un buen aprovechamiento y una gran cantidad de materia prima.

Cuando esta demanda no es cubierta, o la calidad de las fuentes de energía no genera un buen rendimiento, es necesario por parte del Gobierno recurrir a la importación, lo que genera que la producción de energía posea una dependencia exterior, y por lo tanto, un gasto mayor al que podría darse con una producción nacional.

España, al igual que otros países desarrollados de la Unión Europea, se enfrenta, por una parte, a una situación de dependencia y, por otra, a un estado de vulnerabilidad energética, caracterizada en su mayoría por la importación de combustibles fósiles. Todo ello, junto con una reducida aportación de recursos autóctonos, ha contribuido a una elevada necesidad de estos recursos por parte de nuestro país, poniendo en riesgo la seguridad del suministro.

Gráfico 8: Producción y consumo de energía primaria

Fuente: MINETUR (SEE). Elaboración propia.

En el Gráfico 8, se observa claramente como España depende de los recursos de terceros países. El consumo se mantiene muy por encima de la producción (que resulta prácticamente escasa en comparación). A partir del 2008, el consumo de energía primaria fue descendiendo, coincidiendo con el inicio de la crisis, lo que supuso una disminución también en la dependencia de España.

20.000 40.000 60.000 80.000 100.000 120.000 140.000 160.000

2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

Ktep

Producción Consumo

25 Esta necesidad de recursos, sitúa a España en una posición de debilidad frente a los países del entorno. Según últimos datos del Eurostat, nuestro país en 2012 contaba con una dependencia energética exterior del 73,3% (de los países denominados PIIGS, solo Grecia cuenta con una dependencia menor), situándose muy por encima de la media de la Unión Europea (53,3%). Esto supone, que del total de energía consumida en España, solo un 26,7%

proviene de energía autóctona.

En relación a otros países de la UE, la situación de España queda reflejada en el Gráfico 9, donde se advierte que, en el año 2012, nos encontramos muy por encima de la media europea, en cuanto a dependencia energética se refiere (un 73,3% frente a un 53,3%).

El cálculo de la dependencia energética según la metodología Eurostat (s.f.), se calcula como el total de las importaciones netas dividido por la suma del consumo interior bruto de energía, más fletes marítimos. Las importaciones netas se calculan como las importaciones totales menos las exportaciones totales.

La dependencia energética (según Eurostat), es un indicador del desarrollo sostenible (denominado SDI), el cual se utiliza para evaluar los progresos hacia los objetivos y metas de la Estrategia de Desarrollo Sostenible de la UE, además de ser también un indicador de la eficiencia de los recursos.

Gráfico 9: Dependencia energética 2012

26 Si observamos el Gráfico 10, el cual refleja la evolución de la dependencia energética para el periodo 2001-2012, vemos como a partir del 2008 se observa una mejora continuada de la dependencia, disminuyendo en 8 puntos porcentuales hasta 2012. Como ya hemos dicho antes, coincidiendo con la crisis, la dependencia fue mejorando debido a la disminución del consumo, justo lo contrario que en los años de expansión, donde la dependencia no dejó de crecer.

El máximo se alcanzó en 2005, coincidiendo en plena burbuja inmobiliaria, cuando se llegó al 81,4%, este hecho significaba que solo un 18,6% de la energía que se consumía en España era de producción nacional.

Gráfico 10: Evolución de la dependencia energética en España (%)

Fuente: Eurostat. Elaboración propia.

Otra de las razones que han influido en el descenso de la dependencia, ha sido la introducción de energías renovables en el mix energético, el cual consiste en la combinación de diferentes fuentes de energía primaria. Según datos del Eurostat, en 2012, el porcentaje de energías renovables por parte de España en el consumo final bruto de energía, se situaba en 14,3%, siendo la media de la Unión Europea 14,1%.

Por otra parte, según Carlos Sánchez6 (2014), la alta dependencia de España del exterior en relación al consumo energético, tiene bastante que ver con la presión fiscal. Como se aprecia en el Gráfico 11, el indicador de tipo impositivo implícito en materia de energía que mide los impuestos que gravan la utilización de la energía y contribuyen a fomentar la eficiencia energética, se encuentra en nuestro país muy por debajo de la media del conjunto de la Unión

6Director adjunto de El Confidencial.

74,7%

78,5%

76,7% 77,6%

81,4% 81,2%

79,6%

81,3%

79,1%

76,8% 76,4%

73,3%

72 74 76 78 80 82 84

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012

%

27 Europea. Este hecho, supone un incentivo a la utilización de las energías fósiles, de las que España carece.

Gráfico 11: Evolución anual del tipo impositivo implícito sobre la energía

Fuente: Eurostat. Elaboración propia.