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Calidad de la nutrición en el adulto mayor institucionalizado

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Academic year: 2022

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TREBALL DE FI DE GRAU

CALIDAD DE LA NUTRICIÓN EN EL ADULTO MAYOR INSTITUCIONALIZADO

Victoria Pulido Trias

Grau de: Infermeria

Facultat de: Infermeria i Fisioterapia

Any acadèmic 2020-21

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CALIDAD DE LA NUTRICIÓN EN EL ADULTO MAYOR INSTITUCIONALIZADO

Victoria Pulido Trias

Treball de Fi de Grau

Facultat de: Infermeria i Fisioterapia Universitat de les Illes Balears

Any acadèmic 2020-21

Paraules clau del treball:

Nutrición, vejez, institucionalización, malnutrición, apetito, estimulantes.

Nom del tutor / la tutora del treball: Dr. Andreu Bover Bover

Nom del tutor / la tutora: Dr. Andreu Bover Bover

Autoritz la Universitat a incloure aquest treball en el repositori institucional per consultar-lo en accés obert i difondre’l en línia, amb finalitats exclusivament acadèmiques i d'investigació

Autor/a Tutor/a No No

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Resumen

Un alto porcentaje de ancianos institucionalizados se encuentran desnutridos. En última instancia la desnutrición lleva a una plétora de problemas de salud que desembocarán en un aumento de la morbimortalidad. El presente trabajo de fin de grado de enfermería muestra, mediante un exhaustivo metaanálisis de datos bibliográficos, el incremento en el riesgo de desnutrición en las residencias geriátricas a lo largo de los últimos 20 años en España y compara la situación con otros países tanto de Europa como de América latina donde la situación es similar. Seguidamente hemos analizado los factores causantes de la desnutrición ordenándolos por importancia según su presencia en los estudios. La falta de personal y de su preparación, así como la cultura y tradiciones del paciente, se ha visto que son tan importantes como la inapetencia o los problemas de masticación en los adultos mayores sanos. Finalmente, repasamos las medidas necesarias para frenar la cada vez mayor desnutrición de la tercera edad. La prevención y el control de los mayores ha mostrado ser fundamental, mediante el uso de herramientas sencillas como son las escalas MNA o MUST. Las mejores intervenciones según los estudios analizados son la complementación oral de la dieta y mejoras transversales en como se prepara y presenta la comida a los ancianos. Además, este trabajo pone de manifiesto la necesidad de actuaciones a nivel macroestructural, con políticas sanitarias que cubran el déficit en personal y preparación del mismo, así como a nivel microestructural cambiando las barreras socioeconómicas que llevan a la desnutrición.

Palabras clave: malnutrición, apetito, anciano, nutrición, institucionalizado, inapetencia.

Resum

Un alt percentatge d'ancians institucionalitzats es troben desnodrits. En última instancia la desnutrició porta a una plètora de problemes de salut que desembocaran en un augment de la morbimortalitat. El present treball de fi de grau d'infermeria mostra, mitjançant un exhaustiu meta-anàlisi de dades bibliogràfiques, l'increment en el risc de desnutrició en les residències geriàtriques al llarg dels últims 20 anys a Espanya i compara

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3

la situació amb altres països tant d'Europa com d'Amèrica llatina on la situació és similar.

Seguidament hem analitzat els factors causants de la desnutrició ordenant-los per importància segons la seva presència en els estudis. La manca de personal i de la seva preparació, així com la cultura i tradicions del pacient, s'ha vist que són tan importants com la inapetència o els problemes de masticació en els adults majors sans. Finalment repassem les mesures necessàries per frenar la cada vegada major desnutrició de la tercera edat. La prevenció i el control de la gent gran ha mostrat ser fonamental, mitjançant l'ús d'eines senzilles com són les escales MNA o MUST. Les millors intervencions segons els estudis analitzats són la complementació oral de la dieta i millores transversals en com es prepara i presenta el menjar a la gent gran. A més, aquest treball posa de manifest la necessitat d'actuacions a nivell macroestructural, amb polítiques sanitàries que cobreixin el dèficit en personal i preparació així com a nivell microestructural canviant les barreres socioeconòmiques que porten a la desnutrició.

Paraules clau: malnutrició, gana, ancià, nutrició, institucionalitzat, inapetència.

Abstract

A high percentage of institutionalized elderly are undernourished. Ultimately malnutrition leads to a plethora of health problems that will lead to increased morbidity and mortality. The present end-of-degree nursing work shows, through an exhaustive meta-analysis of bibliographic data, the increase in the risk of malnutrition in geriatric residences over the last 20 years in Spain and compares the situation with other countries both in Europe as in Latin America where the situation is similar. Next, we have analyzed the factors causing malnutrition, ordering them by importance according to their presence in the studies. The lack of personnel and their preparation, as well as the culture and traditions of the patient, have been seen to be as important as lack of appetite or chewing problems in healthy older adults. Finally, we review the measures necessary to stop the increasing malnutrition of the elderly. The prevention and control of the elderly has proven to be fundamental, through the use of simple tools such as the use of MNA or MUST scales. The best interventions according to the studies analyzed are oral supplementation of the diet and cross-sectional improvements in how food is prepared

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4

and presented to the elderly. In addition, this work highlights the need for actions at the macrostructural level, with health policies that cover the deficit in personnel and preparation as well as at the microstructural level by changing the socioeconomic barriers that lead to malnutrition.

Keywords: undernourished, apetite, elderly, nutritional needs, institutionalized, loss of apetite.

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Índice

1. Introducción……….6

2. Objetivos……….10

3. Estrategia de búsqueda bibliográfica………..…11

4. Resultados y discusión………. 17

4.1 Prevalencia desnutrición en el adulto mayor institucionalizado………...17

4.2 Factores que influyen en la desnutrición del adulto mayor institucionalizado….19 4.3 Intervención de la desnutrición en las instituciones………..22

5. Conclusiones………..26

6. Bibliografía………28

7. Anexos………34

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1. INTRODUCCIÓN

Desde mi experiencia como ciudadana y alumna en prácticas he podido observar una fuerte carencia en la atención que se les presta a los adultos mayores institucionalizados. La falta de personal especializado y la fuerte carga de trabajo que impide una correcta atención en la alimentación de los residentes. Muchos mayores requieren más tiempo para comer del que los profesionales sanitarios disponen, lo cual lleva a descuidar su alimentación que, como consecuencia última tendrá el agravamiento de la salud de nuestros mayores debido a un déficit nutricional. Por ello, con este trabajo me he desarrollado como profesional y experta en esta área de conocimiento. Me ha preparado para prevenir los problemas directos e indirectos de la desnutrición en instituciones y en conocer las intervenciones de enfermería para tratar al anciano desnutrido o en riesgo de desnutrición. Entre ellas destacaré la aplicación de escalas para su detección precoz o las diversas técnicas para la estimulación del apetito que llevarán en última instancia a mejorar la calidad de vida de los adultos institucionalizados.

Dentro del grupo de adultos mayores podemos distinguir diferentes etapas vitales:

senectud (60 a 74 años), vejez (75 a 90 años) y grandes ancianos (a partir d ellos 90 años) aunque a todo individuo mayor de 60 años se le llamará persona de tercera edad42. La población de estas franjas de edad ha aumentado durante todo el siglo XX, debido en parte a la mejora de la esperanza de vida35. Sin embargo, este crecimiento no ha estado acompañado por una mayor atención ni por un mayor gasto sanitario específico. En este aspecto, podemos afirmar que nuestros mayores son un grupo invisibilizado y por tanto desaparecido de nuestra sociedad34. Actualmente en el 2021, hay en España alrededor de 46’9 millones de habitantes, de los cuales 9’28 millones son mayores de 65 años, es decir, el 19’58% de la población.Las estimaciones señalan que estos valores alcanzarán un 22’3% en 2026. Para entonces España ya se encontrará entre los países con mayor envejecimiento18. Yendo todavía más lejos, el porcentaje de personas mayores pueden llegar hasta el 30’8% para 205013. y en un 38’7% para el 2064, lo que pone de manifiesto la necesidad imperante de mejorar y aumentar el esfuerzo que como sociedad dedicamos a mantener la calidad de vida de esta parte de la población23. Además, en España hay 4’2 plazas de residencias por cada 100 personas mayores situándose el nivel de ocupación entorno al 75-80%35, por lo que será de gran importancia incidir en este grupo poblacional.

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7

La nutrición es entendida como la ingesta de alimentos en relación con las necesidades dietéticas que el organismo necesita, es un proceso biológico que comprende fenómenos involuntarios. Una buena nutrición es, en general, consecuencia de una buena alimentación, siempre que no exista patología que lo impida19. La desnutrición puede definirse como la “condición patológica resultante de una dieta insuficiente o de una mala asimilación de los alimentos, relacionada con pérdida de peso y masa muscular, debido a una dieta baja en calorías y proteínas3”. Por otro lado, según la OMS la malnutrición es un desequilibrio, una deficiencia o exceso en la ingesta de uno o varios nutrientes, ya sea una fuente de energía o de un nutriente esencial concreto36. Es bien sabido que existe una relación directa entre la malnutrición, la desnutrición y un mal estado de salud e incluso con el aumento en la mortalidad y así lo señalan estudios como NHANES, I, Framingham, SENECA y Wallace7,34. Como muestra de la importancia del problema, la sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo estima en 170 billones de euros anuales el coste de la atención a pacientes con desnutrición16.

Alimentarse bien es sinónimo de buena salud. Por ello, una dieta equilibrada y variada es primordial para mantener el cuerpo activo y en perfecto funcionamiento. Los cambios en la dieta están fuertemente relacionados con variaciones en la salud de la población. En este contexto se ven especialmente afectados, como siempre, los estratos más frágiles como los niños y ancianos36. El ser humano siempre ha dedicado una parte sustancial de su tiempo a la obtención, preparación y consumo de los alimentos y por tanto la alimentación humana ha experimentado diversos cambios a lo largo de la historia.

El hombre prehistórico se preocupaba principalmente de obtener la mayor cantidad de alimento posible para subsistir, sin embargo, en la actualidad disponemos de más y mayores fuentes de alimento, y la elección se basa en las costumbres, las tradiciones o las creencias1. No obstante, la institucionalización, la incorporación de la mujer al mercado laboral, las largas jornadas laborales y el ritmo de trabajo están modificando la forma y la calidad en que nos alimentamos. Otro hecho importante en la alimentación ha sido el tiempo dedicado a las comidas ya que actualmente las familias comen por separado a diferencia de antaño debido en parte a las necesidades económicas imperantes que requieren que toda la familia salga a trabajar1.

España presume de tener una de las mejores dietas, la mediterránea. Sin embargo, se ha visto fuertemente modificada por los cambios sociales y económicos que acontecieron entre 1961 a 1992. Este período de expansión y desarrollo se caracterizó por un aumento del alcance y disponibilidad del alimento1. La gran disponibilidad alimentaria

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8

estuvo marcada por una evidente diferencia social, que se desdibujó moderadamente en la década de los 80 y 90, aunque las clases elevadas seguían alimentándose más y mejor1. Entre finales del siglo XX y principios del siglo XXI, las diferencias son más evidentes en la calidad de los alimentos que se consumen, hecho que se pone de manifiesto en el aumento en un 36% de comidas “fast food” y tendiendo a aumentar en el consumo de productos precocinados y congelados en la dieta cotidiana de los hogares. Productos conocidos por su bajo aporte nutricional y gran cantidad de calorías vacías. Siguiendo en esta misma línea, se detecta que el uso de este tipo de productos disminuye el tiempo que se le dedica a la obtención y preparación de la comida, lo que otorga de forma inconsciente un menor valor e importancia a la alimentación1. Finalmente, la incorporación de la televisión a la hora de las comidas ha modificado la percepción de la hora de comer. Comer pasa a ser una actividad secundaria, un acto mecánico y poco interesante. Esto lleva a la falta de interés por lo que se come, rebajando la necesidad de comer algo apetecible o variado y a una disminución de los estímulos sensoriales que deben controlar la saciedad1. Durante la mitad del siglo XX hubo un cambio sustancial en la dieta española. Alrededor de 1959 el consumo de carne era bajo, y por lo tanto la dieta contaba con unos niveles de proteínas moderados. Esto cambió a partir de los años 70, cuando el consumo de carne se fue incrementando hasta ser excesivo. Sobre todo, el contenido en carnes rojas en la dieta que ha aumentado de forma notable hasta el punto de repercutir negativamente en la salud1.

Por eso, es importante ejercer una correcta formación alimentaria. Para ello hay que tener en cuenta la interacción entre los procesos biológicos, sociales y culturales que influyen en los gustos, así como las tradiciones y los valores que juegan un papel importante en la alimentación humana41. A menudo la desnutrición en la población anciana está socialmente subestimada. Sin ir muy lejos, en nuestro país 1 de cada 10 presentan síntomas de desnutrición15. La vejez está asociada con una mayor susceptibilidad a padecer enfermedades crónicas derivadas de cambios fisiológicos naturales como la propia edad del organismo o la disminución de la actividad física. El riesgo de desnutrición aumenta drásticamente en un 30 y 60%4 en las personas mayores hospitalizadas o institucionalizadas y más concretamente en mujeres, debido en parte a la mayor esperanza de vida de estas5. En este aspecto, el papel de enfermería es fundamental para una adecuada nutrición de los ancianos institucionalizados. Sin embargo, la especialidad en geriatría no es uniforme en todos los países europeos y tan solo un 20%

de los especialistas recibe una correcta formación en nutrición34. La desnutrición puede

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9

deberse a diversas causas y hay que valorar múltiples factores relacionados directamente con la alimentación como cambios en la percepción del gusto, disminución de la sensibilidad a la sed o alteraciones del aparato digestivo37. Otros factores que a veces parecen menores también se han de tener en cuenta puesto que pueden agravar el problema. Entre ellos contamos la inapetencia, los problemas de dentición, masticación y/o deglución y la polifarmacia6. En conjunto todos estos factores sitúan a los adultos mayores entre las personas con mayor riesgo de desarrollar déficit tanto de macro como de micronutrientes38. No hacer una correcta valoración de estos factores genera mayor probabilidad de enfermedades, infecciones, peor calidad de vida, retraso en la cicatrización de heridas, descompensación de enfermedades crónicas, atrofia muscular, disminución en la masa ósea provocando aumento del riesgo de caídas, fractura de cadera, anemias, aumento de la fragilidad, aumento de padecer úlceras por presión, trastorno ansioso-depresivo, aumento de los reingresos y/o duración de la estancias hospitalarias, aumento de los costos de la atención en salud y morbilidad-mortalidad 2,3,6.

Por todo lo mencionado anteriormente se hace evidente la instauración de procesos y medidas de vigilancia del estado nutricional de los mayores institucionalizados con la aplicación de escalas de valoración. Estas escalas ayudan en la detección y prevención precoz de la malnutrición, mejorando así la calidad y estado de salud.

Además, sirven para entender que factores causan la pérdida de apetito y como podemos actuar sobre ellos22. De esta manera garantizaremos un estado nutricional óptimo, con una ingesta proteica adecuada y planteando acciones de mejora. La detección precoz y la prevención de la desnutrición desde el rol de enfermería disminuirá enormemente el gasto sanitario, tanto económico como en personal, dedicado a paliar los efectos negativos de esta condición. Pero más importante aún, evitará la aparición de enfermedades, evitará ingresos hospitalarios, impedirá la aparición de complicaciones y en última instancia mejorará la calidad de vida y disminuirá las muertes en los adultos mayores43.

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2. OBJETIVOS

Objetivo general: Analizar la calidad de la nutrición en el adulto mayor institucionalizado.

Objetivos específicos

 Identificar la prevalencia de desnutrición en las instituciones.

 Definir los factores que modulan la desnutrición en el anciano institucionalizado.

 Establecer las actuaciones más eficientes desde el ámbito de la práctica enfermera en la mejora y mantenimiento de la nutrición del anciano mayor institucionalizado.

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3. ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA BIBLIOGRÁFICA

Las bases de datos empleadas para la realización de este trabajo han sido en Proquest, PubMed, Uniteca, Scielo y el buscador Google Scholar. Para recabar la mayor cantidad de información concerniente de forma específica a los objetivos presentados anteriormente, he empleado las palabras clave «Nutrition», «nursing care», «elderly»

«appetite». Las cuales fueron traducidas al lenguaje documental mediante el descriptor DeCs (Descriptores en ciencias de la salud) y mediante el MeSH (Medical subject Headings). Dado el enorme volumen de literatura al respecto, y con el fin de acotar más los resultados, empleé una metodología de búsqueda basada en los operadores booleanos AND y NOT, excluyéndose el booleano OR al no ser un buen delimitador de resultados.

Los resultados de mayor interés fueron provistos por las siguientes búsquedas: [Nutrition]

AND [Elderly], [nursing care] AND [elderly] AND [nutrition], [elderly] AND [appetite]

AND [institutionalization], [elderly] AND [malnutrition] NOT [hospital], [Lack of apetite] AND [elderly] NOT [demencia]. (Para más detalles sobre la búsqueda bibliográfica ver Anexo 7)

·Criterios de inclusión:

-Artículos u otras publicaciones relacionadas con mayores de 60 años, sanos y que habiten en un régimen completo en una residencia geriátrica.

-Publicaciones sobre intervenciones de enfermería en la detección y actuación precoz de la malnutrición en los adultos mayores institucionalizados.

-Artículos que analicen el problema de la desnutrición a nivel mundial.

- Se limitará la búsqueda a trabajos publicados desde el 2001 hasta el 2020.

·Criterios de exclusión:

-Aquellos estudios que no estén escritos en español, inglés, catalán o portugués.

-Artículos que se centren en la desnutrición del adulto mayor en el ámbito hospitalario.

-Textos incompletos

-Artículos publicados anteriormente al 2001

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12 BASE DE

DATOS

PALABRAS CLAVE RESULTADOS OBTENIDOS

RESULTADOS SELECCIONADOS

ARTÍCULOS UTILIZADOS PUBMED “lack of appetite AND

“elderly” ON

“institutionalization”

27 6 4

“nursing care” AND

“elderly” AND “nutrition” 69 5 1

"elderly" AND

"malnutrition" AND

"institutionalization"

80 7 4

“elderly” AND “appetite”

AND “institutionalization” 10 3 1

UNITECA

“Enfermería del anciano” 379 14 9

SCIELO “Malnutrition in the

institutionalized elderly” 32 9 8

ELSEVIER Malnutrición ancianos institucionalizados

67 5 3

GOOGLE SCHOLAR

Malnutrición ancianos institucionalizados

949 15 6

·Selección de los artículos para la revisión bibliográfica

Tras la aplicación de estos criterios de búsqueda obtuve en primera instancia un total de 1.613 resultados. Después de comprobar el títulos y palabras clave de todos ellos seleccioné los 64 artículos con mayor coincidencia con mi búsqueda inicial.

Posteriormente, y aplicando los criterios de inclusión y exclusión y revisando el resumen de todos ellos escogí un total de 38 publicaciones, de las cuales 2 estaban duplicadas. Por lo que quedaron finalmente 36 documentos que tras una lectura exhaustiva forman la base de mi trabajo. De estos, 10 proceden de la base de datos Pubmed, 9 de Uniteca, 8 de Scielo, 3 de Elsevier, 6 de GoogleScholar. El siguiente diagrama de flujo sintetiza los pasos que he llevado a cabo para la elección de las publicaciones.

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13

Como resultado de la búsqueda bibliográfica se han obtenido un total de 36 resultados.

Por un lado, 16 de estos, los cuales se detallan en el anexo 7 corresponden de la siguiente manera. 1 de los resultados corresponden a estudios experimentales, de los que 1 de ellos son estudios cuasiexperimentales, por otro lado, 4 corresponden a estudios transversales, 1 longitudinal y 2 descriptivos, 5 corresponden a artículos de revisión y 2 observacionales.

Según la procedencia de los artículos encontramos: 11 de España, 2 de Brasil, 1 de Chile, 1 de Italia, 1 de Israel y 1 de Alemania.

Finalmente, se escogieron para la lectura 1 guía, 1 manual, 5 libros de nutrición y 20 revisiones bibliográficas.

A raíz de los artículos encontrados y que se han incluido en la investigación procedemos a responder los objetivos planteados:

La mayoría de los estudios están enfocados en el riesgo de la desnutrición en el adulto mayor institucionalizado y se concluye que la institucionalización es un factor de riesgo para la aparición y agravamiento de la desnutrición, debido en parte a la no adaptación de las dietas y la falta de aplicación de escalas de evaluación de la desnutrición en el adulto mayor institucionalizado.

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14

Primeramente, se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos mencionadas y con los DeCS comentados anteriormente.

Tras esta búsqueda, se eliminaron los artículos cuyo título no correspondía con nuestros criterios de inclusión.

Una vez seleccionados los artículos por el título, se realizó una lectura del resumen, descartando aquellos que cumplían los criterios de exclusión y eliminando los duplicados.

En último lugar, se realizó una lectura exhaustiva de los artículos que habían sido seleccionados.

Fuente de datos

Año publicació n

Autor principal

Lugar Fecha recolección datos

Inclusión de casos

Sujetos de estudio

Tamaño muestran

Rango edades

Pubmed 2005 Y. Levinson Israel - -Pérdida de apetito -Negativa de comer -Disfagia -Aumento de demandas metabólicas

Residentes institucionalizados con ingesta nutricional inadecuada

143 residentes de 5 residencias geriátricas

60-

>90 años

Pubmed 2013 E. Méndez

Estévez et al.

España - - >75 años -Consentimiento de participación -Personas mayores de Xinzo (Orense)

Ancianos institucionalizados mayores de 75 años

311 residentes

>75 años

Pubmed 2017 A. Rodríguez

et al.

España - Calidad de las comidas Profesionales sanitarios (enfermeras, médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales…)

Ancianos institucionalizados

3 residencias geriátricas

>70 años

Pubmed 2013 J. Gil-

Montoya, G.

Ponce, I.

Sánchez Lara et al.

España - >65 años con o sin dientes y residencia >1 año Cuestionario OHIP:

Dependencia para la higiene oral Frecuencia de cepillado de dientes o prótesis,

Ancianos institucionalizados

250 residentes

>82 años

(16)

15

enfermedad periodontal.

SciELO 2017 C. Troncoso

Pantoja

Chile - - Ancianos >60 años

- >60 años SciELO 2015 J. Lourenço

Silva et al.

Brasil 2000 a Nov 2012

Texto completo Artículos del 200 al 2012 Mayores de 60 años MNA

Ancianos >60 años

institucionalizados

- >60 años

SciELO 2011 F. Pérez

Llamas et al.

España - -Toma de suplementos orales -IMC, albúmina sérica

Ancianos institucionalizados en una residencia de Murcia

50 residentes

>64 años

SciELO 2017 I. Castro-Vega et al.

España - -≥65 años -Consentimiento informado -Exentos de patologías

Residentes institucionalizados aleatorizados

185 residentes

>65 años

SciELO 2018 I. Carmona

Fortuño, M.

Molés Julio, J.

Puig Zaragoza

España - -Residentes que vivan en una residencia y presenten desnutrición

Residentes institucionalizados en una residencia de Valencia

14 residentes que presentan criterios de malnutrición

>65 años

SciELO 2018 C. Cassol

Damo et al

Brasil 2017 >60 años Ambos géneros Dudoso estado nutricional Institucionalizados

Residentes que viven en centros de larga estancia de Brasil

366 residentes

>65añ os

SciELO 2003 G. Arbonés et al.

España 2004 Adultos mayores en la sociedad española

Adulto mayor - >65 años

GoogleS cholar

2020 L. Donini en at. Italia 21/07/20 >50 Residencia mínima de 6 meses

Residentes institucionalizados en 7 residencias de Italia

254 residentes

>50 años

GoogleS cholar

2015 M. Bielsa

Antúnez

España Mayo 2014- abril 2015

-IMC -MNA -Deterioro cognitivo -Riesgo de UPP

Prevalencia y riesgo de desnutrición en una residencia de Cantabria

100 residentes

>64 años

GoogleS cholar

2014 L. Guzmán

Díaz et al.

España Valoración durante 2 semanas.

-Indicadores sociodemográficos -Datos

antropométricos -Cuestionaros de valoración del

Valoración del estado nutricional y evaluación de la ingesta

alimentaria de los adultos mayores

28 residentes

61 a 93 años

(17)

16

estado nutricional -Valoración de la ingesta -Sexo -Edad Suplementación dietética -Alergias -Intolerancias -Medicación -Alcohol -Tabaco Enfermedades

institucionalizados en una residencia de Jaén.

GoogleS cholar

2016 E. Carrillo et al.

España Enero- Febrero 2015

>65 Disfagia MNA

Estado nutricional de los ancianos institucionalizados que presentan disfagia

33 residentes

>65 años

Elsevier 2008 S. Unanue- Urquijo et al.

España - >65 años pacientes geriátricos demencias aislamiento social

Pacientes institucionalizados y atendidos en su domicilio en Cataluña.

102 residentes

>65 años

(18)

17

4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Esta revisión bibliográfica pone de manifiesto la alta prevalencia de desnutrición debido no solo a los procesos fisiológicos de la propia edad sino también a causa de la propia institucionalización y de los cuidados en la alimentación que se llevan a cabo. La mayoría de los estudios están enfocados en el riesgo de la desnutrición en el adulto mayor institucionalizado y se observa que la institucionalización es un factor de riesgo para la aparición y agravamiento de la desnutrición, debido en parte a la no adaptación de las dietas y la falta de aplicación de escalas de evaluación de la desnutrición. Por ello, se ha evidenciado la necesidad de la evaluación de la calidad nutricional mediante la aplicación de escalas, la adaptación de las comidas y en caso de ser necesario la complementación de la dieta con suplementación oral.

4.1 Prevalencia y riesgo nutricional de la desnutrición en el adulto mayor institucionalizado.

Las estimaciones de 2001 referían que en nuestro país 1 de cada 10 personas mayores de 65 años presentaban síntomas de desnutrición, el 10% estaban desnutridas y un 24-48% en riesgo de desnutrición15. Sin embargo, E. Méndez defiende que la cifra de desnutrición para el 2013 se situaba ya en un 30-60%15. Diferentes estudios llevados a cabo en España estiman en un rango altamente variable el riesgo de desnutrición actual entre el 35-74%, siendo mayor en mujeres en un 51’8%. Concretamente, el riesgo de desnutrición en las instituciones nacionales en 2011 era del 31’2% especialmente en la población de más de 75 años13.

Más adelante, M. Bielsa Antúnez en 2015 obtuvo unos datos ligeramente superiores, existía un 38% de riesgo de desnutrición y tan solo un 8% estaban desnutridos. A pesar de estar en riesgo consideraba que el 92% obtenía un aporte nutricional básico y por tanto, no presentaba desnutrición32. Por el contrario, ese mismo año, L. Guzmán Díaz publicó que un 50% de la población en geriátricos estaba en riesgo de desnutrición y un 7’2%

tenía problemas de desnutrición instaurada33. E. Carrillo llegó a concluir en su estudio un 78’8% de desnutrición y un 18’8% de riesgo de desnutrición9.

(19)

18

Para comparar los datos de España con otros países, las observaciones en Alemania estiman la desnutrición de los mayores germanos en torno al 25-60%24. Datos similares se pueden extraer de las instituciones de Brasil, habiendo un 26% de ancianos desnutridos y un 48’1% en riesgo de estarlo7. De forma análoga en Italia, de su total de participantes, el 38’2% estaban en riesgo de desnutrición y un 19’5% estaban desnutridos2.

Tabla 1. Comparativa del porcentaje de desnutrición en las instituciones geriátricas de los artículos consultados. (Tabla de elaboración propia)

A la luz de mi análisis se puede ver que un alto porcentaje de adultos mayores institucionalizados está en riesgo de desnutrición o desnutrido, independientemente del lugar de residencia8. Además, el riesgo aumenta con diferentes factores como es la polimedicación11, el sexo o la edad2,17,33. Las mujeres presentan el 65% de los pacientes desnutridos y dependiendo de los autores el riesgo se multiplica para ambos sexos a partir de los 70, 75, 82 u 85 años13,15. En la tabla 1 se muestra una media de la prevalencia de desnutrición en diferentes geriatrías encontrados en los artículos analizados, observándose una correlación entre riesgo de desnutrición y desnutrición en la mayoría de las residencias. Se destaca el llamativo 78’8% de desnutrición. Este estudio se basa en instituciones geriátricas donde hay residentes con graves problemas de deglución. El elevado porcentaje de desnutrición en esa residencia demuestra la importancia de este tipo de factores en la calidad nutricional.

2001 2013

2015 2015

2016

Brasil Italia

Alemania Media 0

10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

desnutrición en riesgo saludables

(20)

19

4.2 Factores que influyen en la desnutrición del adulto mayor institucionalizado

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) diferencia tres grupos de factores que influyen en la desnutrición del anciano, siendo estos factores los fisiológicos, psicosociales y patológicos20,21,22. E. Méndez et al concluyeron que uno de los factores más importantes de la desnutrición en el adulto mayor viene derivado por el consumo de fármacos y la polimedicación, que influyen en la inapetencia y/o en la alteración del gusto generando con ello desinterés por la comida y llevando al institucionalizado a padecer riesgo de desnutrición11. Diversos autores coinciden en este punto e incluyen la institucionalización misma como un factor que influye en el estado nutricional del anciano11,17,28. Otros factores tienen un origen más mundano y derivan de la pérdida de piezas dentales, causante principal de problemas de masticación y salud bucodental. Además, en estas edades se ha observado que, independientemente de la medicación, tiene lugar un cambio en la percepción del gusto8,11, disminuyendo con esto el placer de comer 24,30,32. L. Guzmán y la SEGG defienden que la pérdida de audición se puede relacionar como un factor de riesgo33.

Por otra parte, hay autores que mencionan lo poco atractiva que puede resultar la dieta y el poco personal disponible para ayudar en el momento de las comidas, así como la falta de apetito y pérdida de capacidad gustativa24. Pilrich asocia la pérdida de apetito en este grupo con una baja actividad física, inmovilización, depresión, demencia o dolores entre otros, así como la ayuda insuficiente que se les dedica a la hora de comer31. M.

Bielsa Antúnez defiende que confluyen varios factores en la desnutrición del paciente siendo el primer factor de riesgo la disminución global de las funciones fisiológicas juntamente asociado al envejecimiento, además menciona otros factores como las alteraciones metabólicas, como la pérdida de densidad ósea, agua corporal y síntesis proteica, finalmente remarca los factores psicológicos como la depresión y la demencia33. Arbonés hace mención a los sistemas de alimentación en las instituciones, donde la comida muchas veces precisa ser recalentada durante largos períodos de tiempo, disminuyendo así su valor nutricional y por consiguiente influyendo negativamente en la calidad de la nutrición. Por otra parte, defiende un menú equilibrado, pero también atractivo para que sea apreciado. En sus conclusiones aconseja evitar combinaciones de platos o alimentos con texturas similares31. Troncoso y Rodríguez concluyen que, a pesar

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de que en muchas instituciones presenten un profesional específico para la elaboración de los menús se ha observado que igualmente no se cumplía con los aportes nutritivos necesarios y por tanto no se adecuaban a los requerimientos nutricionales8,29. Suárez insiste en que es imprescindible vigilar la alimentación y una correcta hidratación, ya que el adulto mayor presenta una disminución de la sensación de sed. El bajo contenido de líquido en la dieta se asocia con irregularidad del tránsito intestinal, infecciones urinarias o dificultad en la eliminación de las secreciones bronquiales. Por otra parte, aboga por elaborar menús más elaborados, atractivos y adaptados para cada persona, sin olvidar el aporte de suplementos orales si fueran necesarios, sobre todo si las ingestas son inferiores a 1500-1600kcal/día ya que las necesidades de energía disminuyen un 5% por década21,31.

La SEGG evidencia que muchas veces los factores que más influyen están relacionados con la religión, las tradiciones o los aspectos socioculturales, que llevan al rechazo de algunos platos, optando por comidas más tradicionales. Recordemos que este grupo de edad tienen hábitos muy definidos, con una cultura alimentaria difícil de cambiar10. Por otra parte, la SEGG evidencia la no individualización de la dieta. El elevado número de residentes hace que no sea viable adaptarse a las preferencias alimentarias y de condimentación de cada uno. A lo que se suman problemas propios de un servicio de cocina y comedor como temperaturas poco adecuadas, densidad o textura de los alimentos, dietas monótonas o raciones inadecuadas e incluso procedimientos de elaboración y preparación poco adecuados. Finalmente, la SEGG considera inapropiada la poca flexibilidad en las horas de la comida y la poca adaptación de los comedores para la socialización. En lo que respecta a los profesionales se ha observado una falta de sensibilización, así como la ausencia de profesionales especializados en nutrición y dietética. Además, el número reducido de personal sanitario influye negativamente en la calidad de la nutrición de los residentes ya que, debido a la falta de personal no se puede dedicar el tiempo necesario que requieren, con una ausencia de control de ingesta e incluso negligencia de los profesionales encargados de los cuidados10.

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Tabla 2. Factores que influyen en la desnutrición según número de veces que aparecen en la literatura consultada. (Tabla de elaboración propia)

La SEGG defiende que los factores que más influyen tienen que ver con los aspectos socioculturales, los religiosos, las tendencias o las tradiciones, además de la ineficaz efectividad del personal sanitario que muchas veces no presenta los conocimientos necesarios en nutrición para hacer frente a este problema10. J. Gil Montoya y G. Ponce vieron que la salud bucodental afectaba a la alteración de la ingesta de los alimentos, debido no solo a la falta de piezas dentales, sino a prótesis mal adaptadas o la pérdida de sabor que llegaban a sufrir, haciendo con ello las comidas menos apetecibles y difíciles de procesar30. A esto, diversos autores consideran que los problemas en la deglución son uno de los factores que más influencia en la malnutrición en las personas institucionalizadas8, además de la polimedicación debido a sus múltiples interacciones y su acción negativa en el apetito de los residentes17 (Anexo 3). La tabla 2 muestra de forma resumida los factores que más se han hablado en los artículos seleccionados. El análisis que hemos realizado de diversos estudios sitúa a los cambios sensoriales como el factor asociado a un mayor riesgo de desnutrición en las instituciones geriátricas, seguido de la polimedicación, la importancia de los menús ofertados y la presencia de profesionales sanitarios, a los que luego se pueden añadir otros que no todos los autores contemplan.

15%

26%

15%

11%

22%

11% Menú

Cambios sensoriales (dentición, gusto, olfato…)

Personal sanitario

Enfermedades

Polimedicación

Institucionalización

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4.3 Intervención de la desnutrición en las instituciones

El primer paso para resolver el problema será siempre identificar a los pacientes con déficit nutricional. Para detectar de forma precoz factores de riesgo o la presencia de desnutrición en ancianos residentes en geriátricos se emplean técnicas de cribado o screening. Las herramientas que han mostrado mayor eficacia valorando el estado nutricional en los residentes son las escalas MUST o la MNA. Tras esta primera selección se ha de realizar una valoración nutricional ampliada en aquellos individuos con indicios de desnutrición para determinar la intervención nutricional más adecuada24. Esta herramienta se considera la prueba nutricional más apropiada ya que, presenta gran sensibilidad (85%) y especificidad (84%)22. Además, tiene gran capacidad predictiva en morbimortalidad y pudiendo reconocer los posibles factores de riesgo32. Por otra parte, para la realización de una intervención inicial será necesario determinar los requerimientos calóricos y proteicos de cada paciente mediante la aplicación de la fórmula de Harris Benedict que calculará el gasto energético basal14:

• Hombres (kcal/día): 66 + [13.7 x peso (kg)] + [5.0 x talla (cm)] - [(6.8 x edad)]

• Mujeres (kcal/día): 655 + [(9.6 x peso (kg)] + [1.8 x talla (cm)] - [4.7 x edad)]

Guzmán hace referencia a los requerimientos y recomendaciones nutricionales en la edad avanzada, estimando una ingesta recomendada de 30kcal/kg de peso31, 1900kcal/día para las mujeres y 2200 kcal/día para los hombres33 (Recomendaciones alimentarias en Anexo 2). Como una de las causas de la desnutrición es la inapetencia, existen varias maneras para estimular las ganas del adulto mayor por la comida31 (Anexo 4). Para prevenir el riesgo de desnutrición se puede empezar por servir una comida más atractiva, ofreciendo alimentos de calidad y una buena cadena de procesamiento evitará recalentar los platos y la degradación de nutrientes como la vitamina C o el folato31. Además, la individualización de los menús ayudará a que se pueda disfrutar de la comida aumentando las relaciones sociales. Finalmente, repartir las tomas en 4-6 comidas cortas al día, será una técnica para combatir la pérdida de apetito o el cansancio de comer31. La intervención que ha mostrado mejores resultados es la complementación con suplementos orales de la dieta de los adultos mayores. Esta actuación será muchas veces la mejor manera y más rápida de solventar déficit en el estado nutricional, aumentando el peso y

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el IMC28. El estudio de Carmona comprobó su eficacia, disminuyendo con ella el riesgo de desnutrición de un 31’6% a un 21’1%. En línea con lo anterior, Potter o Stratton concluyeron que la suplementación en las personas mayores presentaba efectos positivos sobre la mortalidad, los reingresos hospitalarios o la reducción de complicaciones17. Además, se ha demostrado que una suplementación administrada de forma apropiada y adaptándola a la alimentación y actividad física del anciano aumentará la absorción total de nutrientes31. La nutrición enteral únicamente estará indicada en pacientes con desnutrición severa o si su situación no permita una ingesta adecuada de nutrientes por vía oral, aunque no se han encontrado ensayos que compararan la alimentación oral y por sonda siempre se considerará mejor que el paciente pueda llevar una vida lo más normal posible22. Para recuperar a un paciente con desnutrición debe realizarse una labor transversal. Fisioterapeutas o logopedas son necesarios para ayudar en la mejora de la capacidad del paciente para comer y concienciando y motivando al personal sanitario24. La SEGG considera necesario que, junto con las medidas nutricionales establecidas, se les proporcione un plan de ejercicios adaptado para estimularlos y la exposición al sol para garantizar la síntesis de Vitamina D y calcio31.

La Asociación Dietética Americana (ADA) propone algunas recomendaciones que deberían seguir las instituciones14:

·Aportar el máximo de nutrientes y proteínas con una dieta amplia, variada y cubriendo las necesidades hídricas.

·Cuidar la presentación para que comer resulte gratificante.

·Evitar comidas copiosas, distribuyéndolas en varias tomas.

·Tener en cuenta las costumbres, gustos, creencias religiosas del anciano o cualquier factor que pueda influir en el rechazo de la dieta.

·La suplementación alimentaria deberá ser utilizada cuando esté indicado.

La herramienta actual más útil a este respecto es la instauración de escalas como la MNA (Mini Nutritional Assesment). La aplicación de esta escala es sencilla y de bajo coste, Consiste primeramente en un cribado nutricional. Si el residente puntúa 11 o menos se seguirá a la segunda parte de la escala, la evaluación que constará de un máximo de 30 puntos. Presentar una puntuación de 17 a 23’5 significará riesgo de desnutrición y una puntuación inferior a 17 significará desnutrición12 (Tabla anexo 1).

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Tabla 3. Proceso ante una evaluación nutricional (Tabla de elaboración propia)

La labor del personal sanitario no solo debe realizarse tras encontrar casos de desnutrición, sino que ha de ser profiláctica. Por ello, la prevención y la detección precoz serán siempre las primeras acciones que hay que realizar. Para empezar, deben controlarse las cantidades ingeridas. Así, cuando se observe en el plato un sobrante del 25-50% de la comida se efectuará un control antropométrico y una valoración nutricional en aquellos que hayan perdido además más del 7’5-10% de su peso a los 3 y 6 meses21. Los diferentes estudios consultados muestran que el uso de escalas como la MNA o la MUST para la detección e intervención precoz disminuye tanto la desnutrición como la morbimortalidad. Tras el uso de las escalas como paso diagnóstico es necesario intervenir en aquellos casos que presenten deterioro nutricional. La administración de suplementación oral es la herramienta más potente para prevenir la desnutrición y acabar con la malnutrición, cuando es necesario y junto con una dieta equilibrada ayuda a mantener los niveles de nutrientes adecuados. En las instituciones las recomendaciones dietéticas no se adaptan a las necesidades nutricionales29. Entre los nutrientes de especial

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seguimiento se encuentran las vitaminas, por ser los que causan las principales carencias, junto con el agua y la fibra. Todos estos aspectos que pueden solucionarse con una buena proporción de legumbre en la dieta, por ejemplo. La suplementación en instituciones ha demostrado en varios estudios ser de gran utilidad, llegando a disminuir por sí sola más de un 10% la desnutrición de los residentes en tan solo un año3,17. Por otro lado, también se ha demostrado que la suplementación oral aumenta el peso de los ancianos institucionalizados y mantiene los niveles de proteínas, aumentando con ello la supervivencia de los ancianos al menos 3 años 28. Todas las intervenciones se basan en la complementación de la dieta de los residentes con suplementación oral, ofreciendo con ello mejoras en su estado nutricional. Otras intervenciones para prevenir la desnutrición son fácilmente aplicables y están relacionadas con la puesta en escena de la comida del adulto mayor. La dieta debe ser adaptada a cada residente, teniendo en cuenta sus gustos, preferencias, costumbres, creencias10. Mientras que la alimentación enteral debe ser un último recurso para cuando el paciente no pueda valerse por sí mismo, ni se le puede administrar alimento de forma convencional.

Finalmente, en el diagrama de la tabla 3 se muestra de forma resumida la actuación a seguir cuando el personal de enfermería realiza la valoración nutricional del anciano. Si presenta valores normales se mantendrá únicamente una vigilancia, si por el contrario, a pesar de que la valoración nutricional sea normal pero se observe disminución de la ingesta alimentaria se optará por enriquecer la dieta o proporcionar suplementación oral si precisa y reevaluar en 1 mes. Si por el contrario presenta una desnutrición leve- moderada se harán reevaluaciones cada 15 días o 1 mes pautando suplementación oral y en situaciones más graves incluso se pautará nutrición enteral revaluando cada semana22.

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5. CONCLUSIONES

A la luz de mi estudio considero necesaria la realización de más análisis de la nutrición en el ámbito institucional. La mayoría de los estudios encontrados están realizados con pacientes hospitalizados o de adultos mayor institucionalizados, pero con deterioro cognitivo o demencias. A pesar de la alta prevalencia de desnutrición en este rango poblacional existen pocos datos de pacientes mayores sanos institucionalizados. La dificultad de estos ensayos es mayúscula y difícilmente abarcable debido a la relación entre desnutrición y el tipo de paciente que se encuentre en cada residencia, el número de patologías, dependencia y deterioro cognitivo de cada individuo. A pesar de las diferencias entre autores la prevalencia de desnutrición es independiente del país o la región y aumenta con la institucionalización, con la edad, las patologías y es siempre más marcada en mujeres. Los factores que más influyen en la desnutrición son la polimedicación, a la que está sometido el adulto mayor, la pérdida sensorial del gusto, problemas relacionados con dentición, deglución y olfato, así como la escasa adaptación de los menús a sus preferencias, tradiciones o cultura y finamente la falta de profesionales y/o su especialización. Para evitar la desnutrición las mejores estrategias son adaptar la dieta en la medida de lo posible a cada residente, respetando los gustos y hábitos alimentarios del anciano, controlar las raciones ingeridas y planificando una actividad moderada, así como proporcionando calidad en los menús ofertados. Otros puntos en los que hay posibilidad de mejora en el ámbito de enfermería son la formación de equipos interdisciplinares y el ratio de enfermera-paciente, ya sea mediante la incorporación de más personal especializado como enfermeras especialistas en geriatría, nutricionistas o mediante la realización de cursos para la correcta actualización de los conocimientos sobre el ámbito de la geriatría y la nutrición. Por otra parte, es importante dedicar el tiempo necesario a la comida para cada paciente ya que cada uno tiene unas necesidades específicas que requieren con ello mayor atención por parte del equipo profesional. Ante una señal de baja ingesta se ha de efectuar un control antropométrico y una valoración nutricional en aquellos que hayan perdido peso. En caso de una pérdida sustancial la suplementación oral puede ayudar a solventar el problema. Sin embargo, la suplementación debe complementar y nunca sustituir la nutrición del paciente ya que no puede ser la única fuente de nutrientes aportada.

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En definitiva, se han de implementar estrategias para mejorar la nutrición de los mayores. A nivel macroestructural es necesario mejorar la gestión política y económica de las comunidades autónomas en materia de contratación y preparación de personal sanitario. A nivel microestructural se ha de trabajar en aquellos factores más próximos a la persona. En este aspecto se debe tratar de eliminar los condicionantes sociales relacionados con la desnutrición que ponen en riesgo a las personas en función de su bajo nivel de ingresos o el de estudios, el territorio de nacimiento y/o etnia y las costumbres y tradiciones de la sociedad que crean desigualdad.

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7. ANEXOS

Anexo 1. Escala de valoración nutricional MNA

Referanser

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