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Lo cuqui: la identidad nipona

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Academic year: 2022

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TRABAJO DE FIN DE GRADO

LO CUQUI: LA IDENTIDAD NIPONA

María de Araceli Ortiz Jiménez

Grado de Filosofía

Facultad de Filosofía y Letras

Año Académico 2020-21

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LO CUQUI: LA IDENTIDAD NIPONA

María de Araceli Ortiz Jiménez

Trabajo de Fin de Grado

Facultad de Filosofía y Letras Universidad de las Illes Balears

Año Académico 2020-21

Palabras clave del trabajo:

Cuqui, Identidad, Japón, Cultura Pop

Nombre Tutor/Tutora del Trabajo Alejandro Miquel Novajra Nombre Tutor/Tutora (si procede)

Se autoriza la Universidad a incluir este trabajo en el Repositorio Institucional para su consulta en acceso abierto y difusión en línea, con fines exclusivamente académicos y de investigación

Autor Tutor No

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Resumen

El objetivo de este escrito es presentar la definición de Simon May como una aproximación adecuada al análisis del fenómeno estético-cultural que supone lo cuqui tanto en Japón como en el resto del mundo. Para conseguirlo, contrapondré en primer lugar la definición tradicional que ha imperado en occidente para comprender la cultura japonesa a la definición de Simon May.

En segundo lugar, para argumentar que la definición tradicional es inadecuada aportaré ejemplos de eventos de la vida japonesa que muestran que es insuficiente y únicamente permite una comprensión parcial de lo cuqui. En tercer lugar, presentaré el recibimiento de la cultura pop japonesa como la interacción entre dos culturas que mantienen una idiosincrasia dispar, propiciando así errores en el entendimiento y la evaluación del valor cultural de fenómenos como lo cuqui.

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Índice

0. Introducción...………5

1. Definiendo lo cuqui...……….7

1.1. Definición tradicional...………7

1.2. Definición de Simon May...………9

1.2.1. Harajuku Street Style...………...……….11

2. La identidad japonesa...………...14

2.1. El espacio público...…………...………...15

2.1.1. Lo cuqui y la vida cotidiana……….. 15

2.1.2. Lo cuqui y el espectáculo………16

2.1.3. Conclusiones sobre el espacio público……...……….20

3. “Japonización”………...21

3.1. La recepción de la cultura japonesa en occidente………..22

3.2. El sentido del ridículo………23

3.3. Lo cuqui y las figuras públicas………24

4. Conclusiones……….25

Referencias………28

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0. Introducción

Identificar y definir la identidad de un pueblo no es una tarea fácil, y más si no es posible visitar a aquellos a los que intentamos conocer. Correríamos el peligro de caer en un reduccionismo o en una generalización burda al intentar predicar sin más que “los miembros de una comunidad A son X”. El trabajo de campo, aún así, admite que reflexionemos sobre sus conclusiones y, en el caso de este estudio, me centraré en las características que más se han usado para describir la identidad del país nipón.

La percepción estereotipada de la cultura japonesa abarca dos grandes estereotipos principales: una imagen residual de la tradición, sanguinaria y con valores rígidos , y una excentricidad estética de invenciones ficticias y productos comerciales (Benedict 2011:18). Pese a ser interesante cómo se conjugan dos imágenes tan adversas, una proveniente del Japón feudal y exaltada por la tradición samurái y otra con la estética de lo cuqui, engendrando marcas tan conocidas como “Hello Kitty”, me centraré en este segundo estereotipo como una categoría estética.

En cierto modo, esta es la característica imperante de Japón como su cara pública desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Tras ser derrotados por el ejército estadounidense, un resurgimiento del país debía ser efectuado por una segunda vía. Es en este momento en el que la agresividad es sustituida por lo cuqui. Así pues, en lo sucesivo abordo dos objetivos: (1) reflexionar sobre el significado de lo cuqui (también denominado como cute o kawaii) y (2) resaltar la importancia de esta categoría estética en la cultura japonesa actual.

En el primer apartado definiré qué es lo cuqui a partir de la contraposición de dos puntos de vistas. Una postura más tradicional, propugnada por autores como Sharon Kinsella en el artículo Comments on McVeigh (1996), y una postura más actual defendida por Simon May en su libro El poder de lo cuqui (2019). Defenderé la definición de Simon May.

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En el segundo apartado trato la relación entre lo cuqui y la sociedad japonesa. Para ello analizaré su importancia en la vida social y cómo afecta a las relaciones intersubjetivas. El objetivo de este apartado es justificar la asociación de lo cuqui a Japón analizando el papel que juega en la vida de los japoneses. Consecuentemente, el trabajo de campo antropológico será de vital importancia para dar con una contextualización adecuada.

El tercer apartado estará centrado en la expansión cultural de lo cuqui al resto del mundo mediante un fenómeno social al que llamaré “japonización”. En esta parte trataré de la recepción de lo cuqui en occidente y reseñaré las diferencias entre la percepción de lo cuqui tal como se ha transportado a occidente en formas de prácticas socioculturales y lo cuqui tal cual es gestado en Japón. Para mostrar estas diferencias se hará uso de elementos como el manga, el anime, las convenciones frikis y los videojuegos como formas de entretenimientos relacionadas con lo cuqui y que han sido acogidas fuera de la cultura nipona. La finalidad de este apartado es identificar qué hace que lo cuqui adquiera un nuevo significado fuera del lugar de origen y por qué otras naciones, a pesar de convivir con esta nueva tendencia estética que repercute en la vida de los individuos de la comunidad, no se definen por su cuquismo como sí lo hace Japón. Recae de fondo la cuestión por la adquisición y adaptación de nuevas formas de cultura, y las reglas que implícitamente las constituyen, debido a la globalización y a la interacción entre comunidades.

Estos tres apartados servirán como argumentación para concluir que lo cuqui no debe confundirse con un aspecto infantil de la personalidad, mas no debe adjudicarse a un rango de edad ni como consecuencia de la melancolía (May, 2019:21). En definitiva, la finalidad de este escrito es eliminar los prejuicios que reinan en occidente sobre esta cara de la cultura japonesa desde la apreciación de la reflexión estética y de la antropología cultural. Para conseguir este objetivo se establecerá un estudio comparativo entre

La percepción de la cultura japonesa destaca por una ambigua unión de descripciones que se conjugan en una imagen global. En la cultura nipona no se produce una

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categorización mediante dicotomías La cultura nipona es radicalmente distinta a la exposición de la cultura occidental bajo una forma dicotómica, esto es, como una disyuntiva de propiedades incompatibles (Benedict, 2011).

1. Definiendo lo cuqui

Para entender qué es lo cuqui debemos considerar el estado actual de la cuestión, es decir: ¿Qué se entiende por cuqui? Para poder aprehender este concepto es necesario explicar aquello que llamaré ''definición tradicional'' y contraponerla a la definición de Simon May.

1.1. Definición tradicional

Es bien sabido que existe una larga lista de prejuicios clásicos en occidente contra lo cuqui, resultado de la definición tradicional de lo cuqui (May, 2019:22-24). En la cultura occidental lo cuqui está asociado a la infancia, por lo que una vez alcanzada la madurez no está bien visto seguir teniendo hobbies o gustos relacionados con ello. La dicotomía entre infancia y madurez se manifiesta como las etapas del desarrollo humano en las que el individuo está legitimado a sentir interés por ciertas cuestiones. La libertad infantil para poder adorar cosas monas queda restringida por la refinación de los gustos adscrita a la madurez. Un adulto que todavía muestre afecto por lo cuqui es susceptible de ser tachado de infantil y sufrir un rechazo, en mayor o menor grado, por parte de sus congéneres.

Una segunda regulación normativa concierne al género del individuo. La asociación de la feminidad, en tanto que categoría simbólica, a la inocencia, la pureza y lo adorable facilita que en especial las mujeres occidentales puedan mantener sin prejuicios externos este tipo de gustos. Así se nos presenta una segunda dicotomía debido a la constitución de la masculinidad como una exclusión de lo femenino, se manifieste a modo de

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conductas físicas como el modo de caminar o la gesticulación o como la elección de elementos estéticos como la vestimenta o el uso de maquillaje. La ligazón entre el sexo y el género comprende, pues, la regulación de la conducta social por la pertenencia del individuo a una comunidad regida por normas y valores.

La definición tradicional opera mediante un esquema de dicotomías funcional en occidente, pero insuficiente para captar el significado de lo cuqui. La reacción a lo cuqui está impregnada por la razón occidental de catalogar y etiquetar todo lo percibido. Esta aproximación me resulta inadecuada por ser superficial y fallar en aprehender lo cuqui, desalojado ahora de la forma de vida en la que aparece. Es, si se me permite rescatar el ejemplo clásico, como confundir el tic con el guiño de ojos. Aplicar conceptos del punto de vista culturalmente propio en función de meros espectadores puede suponer el riesgo de no alcanzar la profundidad idónea para dar cuenta del fenómeno descrito. Dicho de otro modo, el error radica en pensar acerca de un aspecto de una cultura oriental con el esquema occidental.

Como mencioné en la introducción, la cultura nipona no funciona a base de dualismos. En este aspecto todas estas características que en occidente resultan antónimos están difuminados en Japón. Para entender qué es lo cuqui debemos partir de un estudio en profundidad, consciente de las normas del lugar de origen del fenómeno cultural. Consecuentemente, es relevante adelantar que la definición que defenderé, propuesta por Simon May en su libro El Poder de lo Cuqui, no reduce lo cuqui a los grupos sociales de infantes y mujeres. Por el contrario, presentaré esta definición como más profunda y adecuada, puesto que se aleja de la concepción de lo que es adorable a la infancia o a comportamientos infantiles, que sirven como refugio de un mundo cambiante y que puede producir incertidumbre, y a las mujeres por su unión sociocultural con lo femenino.

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1.2. Definición de Simon May

La crítica principal a la definición tradicional es que es insuficiente. Tal como es descrito lo cuqui desde la definición tradicional, poco nos costaría ligarla inmediatamente con lo naïve, con lo infantil o, desde el apartado económico del fenómeno, apreciar solo su aspecto mercantil (Satoko et al. 2016). En vez de negar estas caras de lo cuqui, Simon May defiende que es una simplificación que deja escapar más de lo que capta.

En su acercamiento al problema, se propone una tipología de lo cuqui que muestre cómo atraviesa las diferentes edades y temas reflejados a través de esta estética. En el rango de edad de 0 a 5 años encasilla la definición tradicional, ahora denominada lo cuqui-dulce. Más allá de lo cuqui-dulce encontramos lo cuqui-siniestro, donde lo que es adorable desde un punto de vista estético se mezcla con aspectos oscuros y siniestros, sea en su forma o mensaje (May, 2019:83-87).

Este segundo tipo de lo cuqui supone una ruptura en la dicotomía de infancia y madurez, es “para todos los públicos”. Y no es tan solo que lo cuqui haya dejado de ser para las personas de un rango de edad, sino que asimismo sucede que los objetos cuquis (entidades ficticias que siguen esta estética) son indeterminados e inabarcables.

Normalmente no sabemos qué edad tienen los personajes cuquis. No sabemos si son niños, adolescentes o adultos. En muchas ocasiones tampoco se conoce el sexo de dicho personaje, por lo que suelen presentarse como hermafroditas. Aunque cabe decir que su sexo no es un rasgo determinante en su creación. El siguiente ejemplo será de ayuda para entender mejor esta ausencia de la edad y el género.

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Kirimi-chan. Personaje creado por la empresa Sanrio que hizo su debut en 2013.

Kirimi-chan es una rodaja de salmón a la que le han añadido un cuerpecito, dos ojos y una tímida sonrisa. A simple vista resulta imposible saber qué edad o qué sexo tiene el personaje de Sanrio. En una búsqueda por la página web oficial de Sanrio1 o en las páginas de fans de Kirimi-chan no encontraremos ninguno de estos datos. Son, simple y llanamente, irrelevantes.

En el aspecto visual de Kirimi-chan destaca un aire de familiaridad, una pieza de salmón cotidiana. A pesar de ello, es una pieza de salmón “humanizada”. Al añadir una expresión fácil y un pequeño cuerpo, se personifica un alimento común en una unión entre comida y ser humano. En principio podríamos pensar que esta idea per se, una pieza de salmón unida a un cuerpo humano, sería escalofriante o que debería producir rechazo. Todo lo contrario, el aspecto sencillo genera simpatía.

Es más, ciertos personajes son dotados de una moral y de una serie de valores que los convierten en modelos a seguir. En japonés la palabra akogare (Chang 2017:240), que se traduce normalmente como anhelo, hace referencia al deseo de tener una vida como la de estos personajes. La lengua se ha amoldado, entonces, a la necesidad de describir satisfactoriamente el deseo de tener una vida ejemplar, protagonizada por entes ficticios.

En definitiva, Kirimi-chan es cuqui, produce simpatía y reúne las características formales de lo cuqui (cabeza grande, cuerpo pequeño, rostro) pero a la vez es siniestro al

1 Para más información, consúltese https://www.sanrio.com/collections/all-sanrio-characters

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representar una entidad indeterminada, desconocida y que le da forma humana a un alimento común, concibiendo un híbrido entre comida y persona. Ahora bien, no existe únicamente adoración a objetos o personajes cuquis. Lo cuqui-siniestro es representado también por las personas en su forma de vestir. Para mostrar esta segunda forma de expresividad usando lo cuqui expondré en el siguiente apartado cómo se manifiesta en el barrio de la moda de Tokyo.

1.2.1. Harajuku Street Style

Conviene hacer una mención a Harajuku. el barrio de la moda en Tokyo. Harajuku se caracteriza por la libre expresión en la forma de vestir de las personas que frecuentan este lugar y por la originalidad estética. Todo el barrio está lleno de tiendas de todos los estilos que visten las distintas tribus urbanas que se reúnen allí. No obstante, a pesar de la multitud de tribus urbanas y los estilos que utilizan, podemos englobarlos todos en el

“harajuku street style” con un denominador común: lo cuqui como protagonista.

En un breve reportaje subido a la plataforma de Youtube el 24 de febrero de 2018 se muestra la cara siniestra y oculta del estilo harajuku. En los primeros segundos del reportaje, denominado The Dark Side Of Harajuku Style You Haven’t Seen Yet (2018), se puede ver a la reportera preguntarle al entrevistado qué significa la frase inscrita en una chapa. Pese a ser una chapa de color rosa con el dibujo de una chica con el pelo rosa, el entrevistado puede leer: “quiero morir”. La peculiaridad de la escena, que no hace sino sorprender, es la mezcla de un dibujo adorable con una frase tan tétrica.

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Captura de pantalla del reportaje que hizo el canal de youtube Refinery29 en el año 2018 subido ese mismo año a dicha plataforma.

A simple vista parece paradójico que una adolescente que desprende una imagen infantil e inocente, por su juventud y el color rosa de la ilustración, se junte con el deseo de morir. Si bien Kirimi-chan manifestaba la unión entre incertidumbre y lo adorable, este segundo ejemplo muestra en todo su esplendor la unión entre lo cuqui y lo siniestro.

Las relaciones entre el aspecto cromático, la forma y el mensaje occidentales no captan el sentido de lo cuqui-siniestro. Tampoco los tópicos literarios clásicos acerca de la muerte, como Tempus fugit o Collige, virgo, rosas, son útiles para esta labor, debido a

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que la juventud y las ganas de vivir se reúnen por el conocimiento de la muerte, antes de que sea demasiado tarde para disfrutar.

Desde el manga shōjo, en la que la protagonista es una chica joven, la idea de la colegiala ha quedado asociada generalmente con lo cuqui. El uniforme escolar se consolida como un elemento cuqui que nos advierte que es una colegiala y, por ende, una chica adolescente, mientras que sus lazos recogen su pelo en dos colas, dándole un aspecto infantil. Por su parte, la soga que rodea su cuello y la frase remarcan el contraste siniestro. Así la imagen de inocencia, cualidad que poseen en principio los niños, aleja al personaje de lo cuqui-dulce y lo aproxima a lo cuqui-siniestro. Como dice Simon May (2019:85), lo cuqui funciona mejor cuando sus distorsiones y deformaciones podrían pasar desapercibidas, es decir, cuando lo representado pierde parte de su importancia y es más leve. El humor despreocupado, el descaro y el carácter estrafalario destacan en lo cuqui-siniestro, como métodos para hacer pasar por alto la incertidumbre de Kirimi-chan o la preocupación por quien enuncia su deseo de morir.

El estilo Harajuku conforma un grupo de ideas, sentimientos y formas de estar en el mundo que sobrepasan su estatus de código de vestimenta. Por ello es que la definición tradicional, que reduce lo cuqui a lo cuqui-dulce y a lo cuqui como mercancía, es incapaz de dar cuenta de todo el fenómeno cultural de lo cuqui. Un ítem cuqui como la chapa que he mencionado anteriormente no es apta para los infantes, serían capaces de comprender visualmente que es adorable pero el significado total se perdería. El rango de edad de lo cuqui-dulce es, consecuentemente, orientativo y supuesto por la evolución cognitiva, tanto social como natural, de los niños.

Lo que cabe concluir de este apartado es que lo que se ha definido en occidente como adorable ha sido un cúmulo de elementos asignados a la infancia, gustos que deben ser abandonados al alcanzar la madurez. Simon May ha ofrecido una definición de lo cuqui que le otorga un valor que hasta entonces no había tenido para nosotros. La separación entre lo cuqui-dulce y lo cuqui-siniestro para denotar cómo la capacidad estética de lo cuqui excede lo inocente e infantil se ha mostrado con el ejemplo de Kirimi-chan y con

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el análisis superficial de las formas y expresividad del “harajuku street style”2. En otras palabras, el fenómeno cultural de lo cuqui ha de ser comprendido en la forma de vida en la que se manifiesta, en cómo influye el arte en la vida cotidiana sin quedarse lo cuqui reducido a éste.

2. La identidad japonesa

Una vez aclarada la definición de lo cuqui que defiendo, y sus características, mostraré la conexión entre lo cuqui y los japoneses. Principalmente quisiera contestar a dos preguntas. En primer lugar, ¿por qué Japón es el país epicentro del fenómeno de lo cuqui? En segundo lugar queda aclarar cómo ha modificado lo cuqui la vida de los habitantes japoneses. Para esta última cuestión examinaré el papel de la estética cuqui en las relaciones sociales forjadas en el ámbito público. Cabe mencionar que en las relaciones íntimas, propias del ámbito privado, la conducta de los individuos constituyentes no se ha visto influenciada por lo cuqui. Por ende, lo cuqui es un fenómeno público, que queda alejado de la vida privada de los japoneses y que debe ser identificado en el ámbito público.

En el apartado anterior mostré cómo lo cuqui supera el estatus de categoría estética.

Tras haber socavado la imagen occidental de lo cuqui como herramienta de análisis de la identidad japonesa, nos encontramos con que lo cuqui es un fenómeno que se expande más allá de dibujos e ilustraciones. Lo cuqui interviene en la manifestación cultural de los individuos japoneses como una forma de actuar que desprende, como se puede esperar, un conjunto de normas implícitas a la práctica social. En otras palabras, rasgar la imagen formada por la percepción de lo cuqui y su interpretación occidental nos deja advertir un fondo estético-cultural que se presta al análisis.

2 Para más información véase Adamowicz, K. (2014).

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2.1. El espacio público

Para los japoneses, y especialmente para las japonesas, lo cuqui ha abarcado la conducta social en determinados ámbitos. A ello ha contribuido la dedicación de espacios públicos, la organización de eventos y la conformación de comunidades dedicadas a actividades tales como el cosplay o el manga. De este modo podemos considerar que lo que en principio podría funcionar como una categoría estética se ha convertido en una categoría simbólica que se ha adoptado por una comunidad en forma de cultura. La relevancia simbólica de lo cuqui se desvela en la posibilidad de introducir nuevos vestuarios, gestos, conductas, formas de andar o usos del maquillaje en lo considerado como cuqui. Dentro de las comunidades que interactúan en el ámbito público serán reconocidas por sus participantes como cuquis y, al igual que los elementos cuquis existentes, cierta conducta social quedará estrechamente ligada a lo cuqui.

Lo cuqui se expresa en muchas variantes y juega distintos roles en el ámbito público.

Para ejemplificar esta variabilidad expondré casos que ilustren la diversidad de formas en que se manifiesta lo cuqui, siendo que en la mayoría de casos se considera como una cualidad positiva.

2.1.1. Lo cuqui y la vida cotidiana

El origen del término kawaii se explica normalmente como un acto de rebeldía de los jóvenes estudiantes de secundaria en el siglo XX (Pérez, 2016:6) frente a la ortografía y gramática japonesa. El primer icono cuqui surge del ámbito estudiantil: las estudiantes de secundaria. Uniformadas con una falda que deja al descubierto sus piernas tanto en verano como en invierno representan el primer momento de la estética cuqui. En cuanto a las relaciones sociales, este primer icono recoge el uso de expresiones familiares como

“onee-chan” u “oni-chan”, para referirse a una hermana mayor o un hermano mayor respectivamente, con la finalidad de formar una relación en la que reluzca el trato

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particular de los hermanos mayores a los menores. Se incorpora en una relación no familiar los elementos de una relación familiar idealizada, en la que se protege al vulnerable. En este caso, describir lo kawaii queda más entrelazado con la inocencia como forma de persuasión. Lo mismo puede ocurrir en las relaciones laborales, sobre todo en oficinas, donde es común que la relación entre empleada y jefe quede subyugada por una conducta kawaii (Romero, 2017).

Lo cuqui abarca la esfera pública en las interacciones sociales cotidianas y laborales como una característica positiva. La aceptación y el reconocimiento social son factores importantes para comprender el deseo de ser cuqui. Aunque lo cuqui sea irreductible a lo estético, tampoco es independiente a este aspecto. Las vías urbanas japonesas se ven complementadas por purikura, cabinas de fotomatón en las que hacer y retocar fotos para conseguir adherirse a lo cuqui. Cuando la interacción social que propicia la percepción de lo cuqui no se da, la modificación digital la sustituye.

2.1.2. Lo cuqui y el espectáculo

Ahora bien, dejando a un margen los ámbitos más cotidianos, es cierto que lo cuqui se puede identificar con mayor facilidad en eventos como los salones del manga, popularmente conocidas en occidente como “convenciones frikis” (téngase en cuenta la derivación del vocablo anglosajón freak para nombrar a este tipo de eventos). Estas reuniones de fanáticos de la cultura pop japonesa se producen prácticamente en todo el mundo a día de hoy, pero en este apartado me centraré exclusivamente en las que se celebran en Japón. El aspecto económico no es el interés principal de este trabajo, pero tampoco puede dejarse completamente a un lado. Además de organizar el aforo mediante un sistema de venta de entradas, la venta de merchandising está a la orden del día. Se encuentran a la venta tomos de manga, figuras de personajes adorables y no tan adorable de la historia y de la actualidad del manga, o productos cotidianos que adoptan como tema el mundo ficticio de algún manga o anime.

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Al igual que ocurre en eventos dedicados a productos americanos como las convenciones de cómics, se organizan multitud de actividades en las que se pueden participar o en las que se puede ver a modo de espectáculo. Es común que se celebren concursos del mejor cosplay del evento, es decir, de la mejor caracterización de un personaje. El concepto de cosplay evoca una actitud irreductible a la descripción de “ser un mero disfraz”. Se pretende captar la personalidad y la forma de actuar de los personajes, al igual que sus frases más exitosas y memorables para el público. Podemos decir que, por un día, los cosplayers se convierten en sus personajes favoritos.

Convención del manga (2010) chicas disfrazas de los personajes de la popular serie de animación Sailon Moon

Sin embargo, lo cuqui no queda relegado a ocasiones extraordinarias o contextos sociales especiales como un salón del manga o un evento de cosplay. Lo cuqui es una forma de relacionarse útil e incluso adaptativa en Japón. En el espacio público, principalmente las chicas, son halagadas por ser kawaii. Afirmar que una chica es cuqui no significa que hayamos dicho que es bonita, simpática o cualquier otra cualidad que se resalta a modo de cumplido en occidente. Más que identificar una cualidad física, se señalan conductas, expresiones faciales o gestos al predicar de una persona que es cuqui.

Ser torpe o actuar como si se necesitara protección conforman algunas de las conductas

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kawaii. Son, en pocas palabras, actitudes que incentivan una reacción externa, con carácter protector o salvador.

Juri, ex miembro de AKB48 grupo de idols femeninas japonés

Gestos como los efectuados por esta idol se han vuelto comunes entre las chicas japonesas para ser reconocidas como cuquis. La imitación de la conducta, habiendo aprehendido qué quiere expresar a un público externo, ha facilitado que se propague la capacidad de reconocer y de participar de la conducta cuqui. Asimismo, se ha vuelto una práctica común en la industria musical protagonizada por idols para contentar a fans.

De hecho, la industria de la música funciona como un espejo que refleja parcialmente el concepto de lo cuqui como una forma de conducta, un tipo de estética y un tipo de producto. Los grupos, estén formados por hombres o por mujeres, recogen en expresiones faciales y lingüísticas, en la letra de las canciones y en el lenguaje corporal propio de su performance la conducta cuqui. El grupo Babymetal produce una música que reúne el género musical heavy metal con elementos kawaii. El contraste se hace notorio en la música instrumental previa a la letra, en el vestuario, en los gestos que constituyen la coreografía y en la letra de la canción. El protagonismo queda aferrado a las cantantes del grupo, mientras que el resto de componentes que realizan la música

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están en un segundo plano. El espectáculo se ha incorporado a la música más pop, haciendo resaltar las personalidades kawaii de las caras públicas del grupo.

Foto del grupo musical Babymetal

Otra de las influencias de lo cuqui en las grandes zonas de las urbes japonesas se presencia en las cafeterías temáticas y los maid café. A pesar de convertirse en un elemento concurrente a la vida cotidiana, no han sustituido a restaurantes, cafés y otros negocios hosteleros tradicionales. En cuanto a las cafeterías temáticas, hay tanto las que se dedican a lo kawaii como las cafeterías que versan sobre un tema o una marca de personajes cuquis. Como ejemplo del primer tipo encontramos el Kawaii Monster Cafe en Harajuku, Tokyo. La decoración de estética cuqui se extiende desde los extravagantes adornos del establecimiento hasta los platos en los que abunda una sobrecarga cromática debida a los colorantes presentes en la comida. Las propias mesas simulan ser parte de una atracción, los camareros visten acorde al mundo de fantasía y además amenizan las comidas con un show de cabaret acorde a todos los públicos.

En el segundo tipo podemos considerar casos como la cafetería pokemon3. Todos sus platos están decorados con distintos personajes, e incluso quedan catalogados como

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dulces cuquis en su página web. Tampoco falta la presencia de disfraces gigantes de los personajes más famosos, en los que tratan de ilusionar a infantes y adultos.

Finalmente, los maid café son negocios en los que principalmente chicas jóvenes adoptan el papel de sirvientas. Vestidas con un uniforme de sirvientas trabajan como camareras, con la particularidad de simular un interés por los clientes que las visitan y actuar cuqui frente a ellos. La misma conducta se repite cuando reparten panfletos en las calles cercanas e intentan captar nuevos clientes. No obstante, puede suceder, en menor medida, que los maid café tengan una plantilla de trabajo de hombres que se visten como mayordomos para servir a los clientes.

2.1.3. Conclusiones sobre el espacio público

Ha quedado ejemplificado cómo lo cuqui imbuye las relaciones sociales y cómo ha transformado espacios tan cotidianos y comunes como cafés y restaurantes. En definitiva, cómo ha afectado lo cuqui a la sociedad japonesa. Invade el espacio público en las relaciones laborales y en la vida cotidiana, quedando por descontado que se reduzca a eventos ocasionales y en espacios apartados del resto de la comunidad. Lo cuqui es adoptado por hombres y mujeres, tal y como sucede en los grupos de música o en los maid café, a modo de conjunto de normas sobre la conducta. Se reconoce qué es cuqui y qué no lo es. Sin embargo conviene recordar que no concierne a una cuestión puramente empírica, en el sentido de una estética empírica que se agota en la experiencia sensorial. Por el contrario sucede que lo cuqui se ha impuesto como una categoría simbólica que recoge y recogerá nuevas formas de conducta. Ello no impedirá, por supuesto, que un análisis más profundo que este sea capaz de discernir etapas cronológicas o variantes geográficas. De momento se han dado muestras de tipos de relaciones sociales que se ven influenciadas por lo cuqui, de manera que identificamos relaciones entre dos partes, un individuo que actúa cuqui y uno o varios espectadores que le reconocen como tal y reaccionan acorde. Por este motivo se fundamenta una

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relación de protección, como sucede con las estudiantes de secundaria, a las que se le puede añadir la veneración propia de los fans de una idol. Sin olvidar, claro está, la imitación de otras personas que tratan de ser cuquis frente al resto para conseguir el mismo tipo de relación social. A fin de cuentas, algunas de estas relaciones se ven comprometidas por una reciprocidad, en la que ambas partes tienen expectativas de la conducta del otro. El compromiso de lo cuqui es difícilmente separable de la performance, de ser un espectáculo social derivado del nacimiento de nuevos roles sociales o de ser una exhibición excéntrica y vistosa cuando se vende como un producto para el ocio.

3. “Japonización”

La “japonización” es un fenómeno de extensión de la cultura japonesa al resto del globo terráqueo. Una consecuencia de la globalización cuya proliferación se vio en alce a partir de los años 90. En lo que nos concierne, la cultura del manga y el anime se han expandido por el mundo dejando conocer a sus espectadores, jóvenes y adultos, nuevos tipos de personajes, argumentos y localizaciones en las que transcurren la historia. Sobre todo en los más jóvenes ha supuesto que nuevas generaciones hayan crecido en un entorno en los que podía conocer cómo se relacionaban los protagonistas de nuevos mundos ficticios.

Fenómenos sociales como Pokémon, que abarrotaron la vida de los individuos de occidente mediante series animadas y videojuegos, están tan presentes en el resto del mundo que se ha vuelto común el conocimiento de su existencia. Incluso si la ficción que está a nuestro alcance no es de nuestro interés, otro medio para señalar la importancia de este fenómeno es el punto de vista económico de la empresa que se encuentra tras Pokémon. La cantidad de beneficios generada a lo largo de décadas y la venta de cientos de productos distintos con una misma temática es digna de nuestra atención.

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De la misma manera, la imagen occidental de Japón ha sido moldeada por las interacciones de este tipo, en la que productos japoneses nos inician en una vía de comprensión de la idiosincrasia japonesa. Sin embargo, es necesario recalcar la pluralidad de productos recibidos y la manera en que se han recibido. En el siguiente punto destacaré la aparición de series animadas dirigidas a adultos. Así podremos concebir de un mejor modo la aparición de salones manga en occidente y del cosplay en relación al sentido del ridículo. En última instancia destacaré la relación entre lo cuqui y las figuras públicas como uno de los componentes bajo los que se ha interpretado la cultura japonesa.

3.1. La recepción de la cultura japonesa

Como es natural, Pokémon no es el único factor que ha influido en la “japonización”. A la televisión occidental empezaron a llegar series y películas animadas con un trasfondo complejo, dirigidas a adultos. Los dibujos animados que se habían acomodado como un entretenimiento para niños pequeños, servían a partir de entonces como entretenimiento para un sujeto más desarrollado cognitivamente. El atractivo de temas más complejos, sea por una cuestión de moralidad en los hechos ocurridos, por la aparición de temas tales como la violencia, la muerte o el sexo, sirvió como la apertura a nuevos valores, conceptos y formas de vivir. Por una parte, la ficción ha dejado entrever la concepción del mundo nipona4; por la otra, la curiosidad de una nueva forma de vivir ha sido el motor para contrastar la ficción con la realidad social y política de Japón. Tal y como ha sucedido con los cómics americanos de héroes con poderes, de antihéroes y villanos, las historias ficticias se han vuelto complejas y los héroes, que antaño eran simples y bondadosos, han acabado por realizar acciones bondadosas y actos malvados o egoístas.

4 Es más, el género de manga conocido popularmente en la comunidad anglosajona como slices of life invitan a comprender la vida cotidiana de Japón a través de episodios sobre el día a día de los protagonistas.

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La introducción en la cultura occidental del manga y el anime hizo que apareciera una nueva generación influenciada por tendencias japonesas, en las que se incluye lo cuqui.

Como es de esperar, se introdujeron novedades en el lenguaje, nuevos neologismos para poder hacer referencia a la novedosa ficción que se abría a occidente. Y es que este nuevo conjunto de interacciones culturales entre las que se incluye lo cuqui, supuso la entrada de la cultura japonesa a un mundo occidental que mantenía sus ojos en la hegemonía del entretenimiento estadounidense. Lo cuqui, pese a ser concebido como inocente, delicado y frágil, se ha convertido en un fenómeno de masas. Por consiguiente, el atractivo de lo cuqui, entre otros elementos de la cultura nipona que se manifiestan en el manga y el anime, han sido decisivos para aumentar la producción de merchandising, de equipos de traducción y dobladores de voz, de la impresión de mangas en otros idiomas y en el uso de los personajes más representativos en eventos como salones del manga, en negocios y en cosplays.

3.2 El sentido del ridículo

La recepción de segmentos de la cultura japonesa no ha sido suficiente para legitimar como normales algunas acciones como ir disfrazado con una estética cuqui o adoptar una conducta cuqui. Al igual que algunos objetos se ligan a la infancia o a la adolescencia, como tener peluches, llevar colgada una chapa de algún personaje cuqui en la mochila o tener un bolso con la cara de tu artista favorito. El reconocimiento cultural del manga y el anime, que desde luego no es un consenso absoluto, no ha facilitado el reconocimiento social de conductas como la que se deriva de lo cuqui. Mientras que en Japón mostrar admiración por personajes de anime es normal, en occidente no ha superado el límite que separa las acciones adecuadas de las inapropiadas. Como se dice popularmente, es “hacer el ridículo”.

El creciente interés de algunos grupos por la cultura pop japonesa se ha visto juzgado por el prejuicio de encasillarla como un divertimento para niños. Como rezaba la

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definición inicial de este escrito, lo cuqui quedó adscrito a lo infantil o a lo femenino. La adultez era irreconciliable con el gusto por lo cuqui y se expone como una cualidad despectiva. He aquí el quid de la cuestión: lo cuqui puede ser disfrutado por niños, mas sería negar la realidad cultural japonesa si restringiéramos lo cuqui a la infancia. Sin embargo, una de las diferencias cruciales es que mientras que lo cuqui se gesta en Japón, tan sólo resquicios llegan a otra forma de cultura que debe examinarla e interpretarla adecuadamente. El conflicto que acaba en la superación de alguna conducta considerada inadecuada parece inevitable. La aparición de lo cuqui como una conducta social nueva requiere de una comunidad que sea capaz de reconocerla como una conducta legítima para la esfera pública, a lo que hay que sumar la comprensión de las normas que dictaminan qué es cuqui y su sentido social, es decir, qué se expresa a través de ella. En ausencia de este estado de la comunidad, lo cuqui puede ser visto simplemente como una moda incomprensible y ridícula, proveniente, por ende, de una cultura alejada y un tanto extraña. Así como es razonable que se haya confundido con lo femenino o con lo inocente.

3.3 Lo cuqui y las figuras públicas

La influencia de lo cuqui en las figuras públicas requiere, para su correcto entendimiento, haber adoptado la definición de Simon May. En el caso contrario sería difícil que los individuos que no han aprehendido qué es lo cuqui comprendan que personajes como Doraemon representen un papel tan importante en la cultura japonesa como para haber sido nombrado “embajador del anime”. El gato cósmico que protagoniza una serie de dibujos animados se ha convertido en un símbolo de la cultura japonesa para promocionar el país y enseñar a través de películas animadas cómo es la vida en Japón5.

5 Para más información véase la noticia Japón nombra al gato cósmico Doraemon embajador del anime – RTVE.es

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Lo mismo sucede dentro de la propia sociedad japonesa con ciertas mascotas que se vuelven el icono de una ciudad o un pueblo acrecentando su visibilidad turística y su popularidad. Lo cuqui funciona como una herramienta para atraer nuevas gentes e impulsar el comercio local. Los animales suponen un punto de interés para la sociedad japonesa, como es el caso de Tama, una gata que fue nombrada jefa de una estación de trenes.

Tama en la estación de Kishi, Konokawa, Japón

Por tanto, del mismo modo que la estética cuqui podía abarcar lo siniestro y personificar objetos inanimados, lo cuqui-dulce puede aplicarse no solo en personas, sino también en animales y producir un motivo de interés para fomentar el turismo y la economía. Pese a que en un inicio la idea principal era centrarse en lo cuqui-siniestro, la definición tradicional marca un claro contraste en ambos sentidos. Necesariamente se debe exponer algún caso en los que el complejo fenómeno de lo cuqui haya llevado a acciones que podrían suponerse perfectamente como irracionales.

4. Conclusiones

Podemos afirmar que lo cuqui es un fenómeno estético-cultural complejo que atraviesa la cultura japonesa en parte de sus vertientes. Querer aproximarse a una definición

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satisfactoria de lo cuqui es, si no imposible, realmente complicado con la definición tradicional. La definición de Simon May, por su parte, aporta un análisis que diferencia entre lo cuqui-dulce y lo cuqui-siniestro. A su vez, esta distinción no está encasillada, en ninguno de ambos sentidos, en lo femenino o lo inocente. La conclusión no es negar que las mujeres y los niños puedan participar del fenómeno de lo cuqui, si no que no está adscrito a ningún grupo según su género o edad.

Comprender qué es lo cuqui demanda que podamos reconocer ciertas conductas ya no como extrañas, si no bajo un nuevo conjunto de normas que determinan el contenido que queda representado a través de ellas. La definición tradicional peca de simplista y es una justificación adecuada para los distintos prejuicios que se pueden sostener en contra de la cultura japonesa, sobre todo un fenómeno tan estrafalario. Para socavar la definición tradicional, al menos al analizar cómo se produce lo cuqui en Japón, basta con observar la pluralidad de formas en las que se manifiesta, sea en la vida cotidiana o en el espectáculo. Y más teniendo en cuenta que se comprenda como una cualidad positiva, despertando el deseo de imitar la conducta por parte de otros individuos. Ello deja abierta la pregunta por si podemos diferenciar entre una conducta auténtica y una conducta fingida en cuanto a sabiendas de cómo responderá otro grupo, la empleamos en beneficio propio.

Pese a esta pluralidad de formas, en cuanto queda aplicada a personas como una conducta social se pueden reconocer propiedades de una estructura básica. La relación social fundamentada en lo cuqui se conforma en dos partes diferenciadas, el que actúa cuqui y el que es espectador de esta conducta. Ambas partes son capaces de reconocer cultural y socialmente que los gestos no son un error, mas funcionan como vehículos para transmitir un mensaje al receptor. En varias ocasiones, como las mencionadas anteriormente en referencia a las estudiantes o las empleadas de oficina, se trata de causar una imagen de vulnerabilidad que requiere de protección o bien, en el caso del espectáculo, de ser venerado. Recordemos que lo cuqui-siniestro, en el que se aprecia un contraste entre mensaje y objeto estético, afecta a objetos inanimados formando

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relaciones parasociales y lo cuqui-dulce a animales. Estos casos tienen una similitud con el segundo tipo de relación social fundamentada en lo cuqui y es su conexión con el espectáculo y la exhibición para atraer interés social y económico.

A fin de cuentas, lo cuqui es una categoría simbólica. Defiendo que es de este modo porque facilita la explicación de la adopción de nuevas prácticas sociales y culturales reconocidas como cuquis. Además, su profundidad abarca tres disciplinas: la estética, la antropología cultural y la economía. En este ensayo, el interés principal ha sido la antropología cultural. No obstante, el resto de aspectos es también importante. Desde la estética, las categorías estéticas occidentales también son insatisfactorias. Al tratar el tema de la muerte mediante la estética cuqui, los tópicos literarios desarrollados en la historia de la literatura occidental son incapaces de analizarlos adecuadamente.

Simplemente se sale de los márgenes que trazan.

Por último, el apartado tercero de este ensayo, plantea las bases para lanzar una pregunta por la validez de lo cuqui en occidente. De hecho, también nos invita a considerar qué profundidad requerimos para comprender completamente un fenómeno que ocurre en otra cultural y, sobre todo, cómo debemos evaluarla teniendo en cuenta la

“traducibilidad”6 de un fenómeno de esta envergadura y complejidad. Desde luego, ha quedado claro que comprender un fenómeno que atraviesa la sociedad japonesa de una forma tan extendida sería una tarea demasiado complicada y forzada con categorías occidentales, con las que, durante cierto tiempo, las conclusiones eran que es incomprensible e irracional. Avanzar en este aspecto es uno de los primeros pasos para lograr un reconocimiento cultural y, posteriormente, social de este tipo de prácticas, tanto en Japón como en nuestra comunidad cultural.

6 Entiéndase por “traducibilidad” la comprensión y la adopción de nuevas prácticas provenientes de otra

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