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1. Estado de la cuestión 1 Pretexto

1.4 Conceptuación y operatividad de la confianza en el marco de la Mediación Familiar .1 Prefacio

1.4.3 Epistemología de la confianza

Según Rotter (1980), “la confianza interpersonal es un factor eximio que influye en todos los niveles de las relaciones humanas: las relaciones entre gobiernos, entre minorías y mayorías, compradores y vendedores, pacientes y terapeutas, padres y niños, y así sucesivamente” (p. 1).

Ha sido posible comprender el concepto “confianza” a la luz de un silogismo: aparece mediante la expectativa y previsibilidad de los miembros que componen un sistema (Deutsch, 1958). Por ejemplo, en Mediación: las partes confían en el mediador porqué infieren en él una determinada capacidad de ayuda (expectativa) y la ética profesional de la disciplina para no ser juzgados (previsibilidad). De este modo, las expectativas de las partes guardan relación con la motivación de las mismas para llevar a buen puerto el proceso de mediación, si bien es cierto que no se ha investigado mucho acerca de sus fundamentos (Rotter, 1971).

Doney et al. (1998) posteriormente refrendaron las aportaciones de los mismos autores y añadieron una reflexión al respecto. Por un lado, asumieron la importancia de poner en valor las expectativas de las partes. Por otro lado, maduraron la necesidad de distinguir entre “(1) la confianza como un conjunto de creencias o expectativas y (2) la confianza como disposición a actuar sobre esas creencias” (p. 603). Una discusión que habían puesto de manifiesto Moorman et al. (1992).

La contrapartida de dicha coyuntura, florece cuando las expectativas de las partes no se cumplen, apareciendo una condición adversaria más significativa que si las expectativas de las partes se hubieran cumplido. Por ello, Deutsch (1958) alegó que “la persona que confía, siente que va a ser peor si confía y su confianza no se cumple, que si no confía” (p. 266). Así, dicho autor esclareció que “la asunción de riesgos y (…) la confianza son, entonces, diferentes caras de la misma moneda” (p. 266). Tal como se recogerá a continuación, posteriormente la misma afirmación fue secundada por diversos autores:

• Schlenker et al. (1973): Los fundamentos de la confianza se pueden entender a la luz de la incursión de dos personas en una situación de riesgo, donde la primera depende del comportamiento de la segunda.

• Lewis y Weigert (1985): “La confianza comienza donde termina la predicción” (p. 976).

• Moorman et al. (1992): “Sin la vulnerabilidad, la confianza no sería necesaria” (p. 315).

• Curral y Judge (1995): La confianza se manifiesta como una situación de dependencia entre diversos sistemas, a priori, en una situación de riesgo.

• Doney et al. (1998): La vulnerabilidad y la incertidumbre son una condición necesaria, de lo contrario, las partes podrían participar con toda seguridad.

• McKnight et al. (2012): La confianza es asumida como una situación de dependencia en un escenario de riesgo.

• Ferguson y Paterson (2015): “(…) confianza, definida como el estado que comprende la intención de aceptar la vulnerabilidad” (p. 1012).

¿Qué sucede cuando las personas no están en disposición de exponer su participación a la aparición de condiciones adversas?

Cuando las personas tienen la expectativa de que puede aparecer una condición adversa a raíz de su exposición, reducen su motivación (Deutsch, 1958). Por ello, autores como Moorman et al. (1992), citaron que “si las ganancias no compensan las pérdidas, los altos niveles de riesgo reducen la confianza” (p. 318).

Según los mismos autores, el concepto “confianza” ha sido definido de diversos modos entre los profesionales de la materia: “en primer lugar, la “confianza” se ha conceptuado como una característica o un aspecto de la calidad de la relación” (p. 315) y, “en segundo lugar, (…)

McAllister (1995). Una investigación con el propósito de esclarecer la naturaleza de la confianza: cuáles son los factores que favorecen la construcción de una relación de confianza o el modo en que determina el comportamiento de las personas, reveló que existen dos tipos de confianza: cognitiva y emocional. Según el mismo autor: “los resultados indican que, a pesar de que la confianza cognoscitiva y la basada en el afecto pueden conectarse causalmente, cada forma de confianza tendría una función única y un patrón distinto de asociación de variables antecedentes y consecuentes” (p. 51).

Lyons y Mehta (1997). Es posible distinguir entre la confianza en las competencias de una persona y en que la misma tendrá un comportamiento digno de confianza. Por ello, ambos autores señalaron que “ un agente puede actuar de un modo digno de confianza, simplemente porqué el patrón de comportamiento que se ajusta a la confiabilidad está arraigado” (p. 6) y no porqué el mismo calcule los pasos que tiene que dar para construir una relación de confianza.

Esto es, la influencia de los factores culturales en la construcción de una relación de confianza entre diversos agentes.

Rousseau et al. (1998). Se ha asumido que la confianza es un estado psicológico. Sin embargo, pese a que los factores cognoscitivos aportan una perspectiva básica de la confianza (Fine y Holyfield, 1996), esta comprende el “mundo de significados culturales, las respuestas emocionales y las relaciones sociales…” (p. 25) de las personas. Es por ello que, los mismos autores, señalaron la importancia de tomar en consideración las particularidades del contexto a la hora de construir una relación de confianza.

Kramer (1999). Del mismo modo que en acciones de diversa índole, la confianza que ha sido construida cognoscitivamente, determinará el comportamiento de las personas. En este sentido, dicho autor convino clasificar las conductas que aparecen de un modo racional por un lado y, las conductas que aparecen de un modo relacional por el otro. Sobre las últimas, indicó que guardan relación con la motivación por conseguir una ganancia mediante la construcción de una relación de confianza con otra persona. Esto es, en Mediación: las partes confían en el mediador cuando, el mismo, tiene predisposición para ayudar a mejorar o cambiar la situación generadora de malestar que les ha traído a Mediación (ganancia). Sobre las primeras, sugirió que son menos estables, dado que no se puede sobreentender que las partes están tomando la decisión de confiar de un modo consciente6.

Stimec y Poitras (2009). El fenómeno “confianza” contiene tres vertientes: la primera, responde a lo que se ha denominado confianza como base de cálculo, es decir, la confianza en que otra persona no llevará a cabo una determinada acción por el perjuicio que ello le puede conllevar; la segunda, guarda relación con la previsibilidad de la otra persona y; en el último lugar, aparece la identificación entre las personas. Esto es, en Mediación: la identificación de las partes con los mediadores (compartir valores, normas o aspectos informales, como pueden ser los intereses en común).